Not just a river in Egypt ✿ TaeCo - O.S

1.

Debía haber sido un juego. Se suponía que era algo sobre lo que todos podían bromear más tarde, que saldría al aire en la televisión y haría que los demás los criticaran un poco, hicieran reír a sus fans, los hicieran parecer amistosos y acogedores para aquellos que esperaban unirse al fandom. Tae Il estaba listo para el dolor de un dedo mordido, estaba listo para el ridículo y las burlas, incluso estaba listo para perder ante su dongsaeng, pero para lo que no estaba preparado era para lo más levemente lo violentamente que reaccionaría su cuerpo al ver los labios húmedos de Ji Ho alrededor de su dedo.

Por una vez, había deseado desesperadamente que Ji Ho pudiera seguir los planes.

Había estado atrapado por la intensa mirada de Ji Ho, la sonrisa que tiraba de las comisuras de sus labios, el brillo de su mirada, la forma en que su boca se formaba tan perfectamente alrededor de su dedo... Lo suficientemente atrapado como para volver a la realidad de la situación, casi se había quitado el dedo con la violencia con la que se había echado hacia atrás y había reprimido la punzante punzada de excitación que lo atravesaba. Los otros se rieron y se las arregló para reírse con ellos, porque '¡Maldición, Ji Ho, juega bien!' Y 'No puedo creer que hayas hecho eso', y todos los demás fueron la respuesta adecuada. Lo que no era apropiado, sin embargo, era la agitación en la entrepierna de Tae Il, el calor en sus mejillas, la sequedad de su garganta.

Había tenido la muy infrecuente e impura idea de su dongsaeng, de paso, de vez en cuando. Se había convencido a sí mismo de que era natural, que era normal tener ocasionalmente pensamientos vagos sobre los hombres con los que pasaba la mayor parte de su tiempo. Su humanidad le daba una predisposición para que su subconsciente meditara, se dijo a sí mismo, y no tenía nada de qué sentirse culpable.

Excepto que solo parecía ser Ji Ho.

Solo Ji Ho.

Afortunadamente, el espectáculo terminó relativamente rápido después de eso. Tae Il se mantuvo en segundo plano, solo se involucró cuando creía que era necesario o cuando tenía una declaración particular para participar, deseando la poca atracción que todavía sentía hacia su líder. Tan pronto como logró quemarse, fue cuando la culpa comenzó a asentarse.

No dijo demasiado en su camino de regreso a la suite de su hotel, simplemente permitió que los demás hicieran bromas a expensas de él y Ji Ho y se recostó en su asiento con Ji Hoon acurrucado junto a él. Se concentró en la comodidad familiar, en la camaradería entre los siete y, definitivamente, no en las imágenes detrás de los párpados de los ojos de Ji Ho, de los labios, la mancha de su lengua, el roce de los dientes contra sus nudillos.

No funcionó.

Cenó con los demás e hizo su mejor esfuerzo para no quedarse demasiado callado o sacarse demasiadas sospechas. Ji Hoon pareció darse cuenta, pero Tae Il agitó una mano desdeñosa y le ofreció una sonrisa suave cuando los maknae le preguntaron al respecto, y las cosas parecían poder volar sin causar demasiado daño. Aún no podía sacarse la imagen o la sensación de su mente, pero tenía una muy buena sensación de anularla lo suficiente como para ignorarla. Siempre.

Se excusó para irse a la cama temprano y se tumbó en la cama con un largo suspiro, se quitó las gafas y se frotó las sienes, la tensión del día se cobraba y producía los primeros indicios de un dolor de cabeza. No era tanto que estuviera en la negación, lo que era, ni era el hecho de que tuviera algo por Ji Ho, lo que definitivamente él hizo, sino el hecho de que era un hyung y que estaba destinado a ser alguien respetado y ciertamente no codicioso después de sus dongsaengs. Eso era lo que más le molestaba. Se dejó arrastrar por la culpa por un tiempo, con la esperanza de que realmente se quedara dormido, pero debería haberse dado cuenta de que no había nacido bajo una estrella de la suerte y esta noche solo estaba comenzando con sus planes de tormento, cuando Ji Ho llamó a su puerta y se dejó entrar antes de que Tae Il pudiera responder.