Parte única.

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-No, es que quiero mis manteles blancos. Es una boda, no una fiesta para niños.

Louis entró en el café, aun hablando por el teléfono. Al otro lado de la línea, Josué río.

-Blancos. Ya está, los buscaré. ¿Algo más, príncipe?

Louis se acomodó detrás de una joven que, al igual que él, quería ser atendida.

-No olvides mis flores de loto, imbécil.

-Louis, no hay manera de que...

-Calla -interrumpió el ojiazul- flores de loto, no lo olvides. -Colgó. Era su boda, no todos los días te casas. Tendría lo que quería y ya ésta.

Louis sonrió. Se casaría, por fin se casaría y sería feliz. ¿Cómo pudo haber esperado tanto?

Empezó a ver sus mensajes en el teléfono, respondiendo unos y dejando los demás sin leer siquiera, no siendo importantes.

- ¿Louis?

Esa voz. Esa voz gruesa con la que había estado tanto tiempo; no, no podría ser. 

Su mirada subió para encontrarse con un par de ojos esmeralda, aquellos que había anhelado ver de nuevo una y otra vez, aquellos ojos que había amado desesperadamente hasta perder la cordura.

- ¿Harry? -su voz salió, a la vez que una sonrisa cruzaba sus labios tan rápido como su corazón se aceleraba.

Unos brazos lo rodearon; la diferencia de tamaños siendo notoria todavía; oh, cómo lo había extrañado. Suspiro, inhalando la colonia del rizado, que ahora no estaba tan... rizado.

-Cortaste tu cabello, mierda, ¿por qué? -No lo creía, aquella maraña de rizos que veía cada mañana y tocaba cada vez que podía, ya no estaba.

-Lo hice. Tú también lo hiciste. Me gusta.

Harry observó a Louis rápidamente, haciendo una imagen mental de cómo alguien tan hermoso era real. Cómo era posible que se lo encontrara de nuevo; parecía mentira después de haberlo soñado e imaginado tantas veces.

Su corazón se había desbocado apenas lo vio entrar a la cafetería, y había esperado a reunir el valor suficiente para hablarle al que había llamado amor de mi vida tantas veces. Aún era el amor de su vida, ¿a quién quería engañar? Lo había extrañado tanto, lo había llorado tanto, mierda, aun lo amaba, aun quería estar con él.

Antes de poder contestar, una voz los interrumpió, pidiendo la orden de lo que sea fuera a tomar el más bajo. Pidió una café para llevar, sin pensarlo apenas, ya que su mente estaba concentrada recuperando cada recuerdo que tenía con el menor. Quiso no haberlo hecho cuando llegó a la parte donde ambos se torcían en el camino y se volvían extraños.

-Has ordenado para llevar, ¿te iras tan pronto? -el ojiverde pregunto, curioso.

-Sí, bueno -río- Estoy algo apresurado. Estoy planeando mi boda.

La sonrisa con hoyuelos que estaba en la cara de Harry desapareció para convertirse en una torcedura de labios hacia arriba.

-Sí, escuche que te casaras...

Un silencio empezó a reinar entre ellos. Harry lo miraba, preguntándose el porqué. ¿Por qué lo había dejado ir? ¿Por qué, después de que él decidiera que haría todo por Louis, este desapareció totalmente? ¿Por qué no lo había besado aún? A la mierda su pareja, a la mierda el que no se hayan visto dos años enteros; extrañaba esos labios, tenía sed de ellos, quería acariciarlos de nuevo con los suyos, quería volver a probar el cielo que yacía en ellos.

Tomate el café conmigo, Lou. // Larry Stylinson // OS//Where stories live. Discover now