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Elsa corrió por las cañerías, escapando del payaso, que la había encontrado. La voz del ente resonaba por las paredes, por lo que la niña no sabía por dónde ir.

-- ¡DÉJATE VER!-- chillo llegando a una gran sala--. ¡ENFRENTATE A MI PEDAZO DE CAPULLO!

Una risa se oyó por la sala, poniéndole a Elsa los pelos de punta. Empezó a crear dos bolas de energía en sus manos, lista para enfrentarse a él. Pero no aparecía.

Sintió una presencia  a su espalda y se giró, pero algo le cayó encima. Elsa gritó antes de hundirse en la oscuridad.

Richie se despertó en medio de la noche, sudando. Se quitó la camiseta del pijama y cogió un cigarrillo del paquete que tenía escondido en el cajón.

Acababa de tener una pesadilla. Elsa estaba en peligro. Tenía que hacer algo. ¿Pero el qué? Fumó en silencio durante unos minutos  hasta que apagó el humo.

Todo era culpa de Bill, por su puta culpa Elsa ya no estaba. Pero.. Bill solo quería buscar a Georgie. Richie golpeó la pared, magullandose algunos dedos, pero sin romperlos. Se sentó en la cama colocando otro cigarrillo entre  sus labios, aspirando.

¿Y Stanley de qué iba?

Richie sabía que el judío tenía sentimientos hacía Elsa, y le molestaba. Si Elsa un día se enojase con él seguro se iba con  Stanley. El perfecto Stanley. Pero seguro que el judío nunca la follaria como él, Richie era el único capaz de hacer que Elsa disfrutase de esa manera.

El único.

Por eso debe encontrarla.

Se calza sus zapatillas y una camiseta azul . Agarró su linterna y se puso las  gafas,  apagando el cigarrillo. Se colgó de su ventanas y cayó al suelo.

Pedaleo en su bicicleta hasta la casa de Eddie, que le abrió la ventana, dejándole pasar.

-- ¿Qué haces aquí? Como mi madre se entere...

-- Voy a ir a buscar a Elsa.

-- ¿Qué, adónde? ¿Sólo? ¡Puedes morir!-- exclama susurrando Eddie, alarmado--. Hay que reunir a los demás.

-- No, yo debo encontrarla.

Justo se oyó la sirena del coche de Policía pasar a toda velocidad por enfrente de la casa. Richie salió corriendo de la casa alarmando a la señora Kaspbrak. Sobre su bicicleta siguió a la policía, que se detuvo al lado de la casa de Neibolt. Richie contuvo la respiración, deseando que no fuese Elsa.

Los policías levantaron un cuerpo y lo acercaron al coche, donde la luz de las sirenas le iluminó el rostro.

-- Elsa... ¡ELSA!

Richie se lanzó hacía los policías, con la mirada fija en la niña, que yacía inerte sobre los brazos del policía Bowers.

-- ¡Atrás, Tozier! Está muerta-- le dice.

-- ¡NO! ¡ELSA!

Los vecinos se empezaron a acercar, se oyeron exclamaciones y gritos. Richie reconoció la voz de los Marsh, acercándose a gran velocidad.

Beverly se acercó llorando al cuerpo, pero le impidieron tocarlo. El padre se metió en el coche con los policías, que se fueron. Beverly se quedó tirada sobre la acera, llorando. Stanley, Bill, Mike y Ben les observaban desde el círculo de gente, todos ellos con lágrimas en los ojos. Stanley fue el primero en desaparecer. Bill se acercó a Beverly, pero está se había quedado inmóvil, aún llorando.

Richie se levantó y salió del grupo de gente, que le observaban, maldijo a algunas personas y pedaleo de vuelta a su casa. Su madre le empezó a gritar, pero él la mandó  al infierno y se encerró en su cuarto.

Stanley se escondió detrás de un coche, donde se permitió llorar libremente. Elsa no podía estar muerta. Tenía que ser falso.

Su padre le encontró y llevó a casa. Los días pasaron y Stanley no hablaba con nadie, siquiera con sus amigos. Llegó un día en el que compraron el periódico y Stanley salió corriendo de la casa.

Cuando llegó al piso de los Marsh la prensa ya estaba  allí, Bill, Ben y Mike también. Stanley se acercó a ellos.

-- ¿Es verdad?-- preguntó.

-- Bev aún no salió, no sabemos nada-- respondió Ben.

Richie llegó corriendo y dejó caer la bicicleta sobre el acero. Sin preocuparse de la policía y prensa entró en la casa. Se oyeron gritos, entre ellos de Elsa. Su voz sonó como un tren descarrilando, de forma chirriante y molesta.

Cuando Richie salió su mejilla sangraba. Se acercó al grupo de perdedores.

-- ¿Y... qué.. qué tal essstá?-- preguntó Bill..

-- Sus ojos.. son amarillos, y... no parece ella, da... da miedo.

El grupo de los perdedores  miró a la casa de los Marsh, dónde Elsa había vuelto de la muerte.

Él Viene Por Mi ↬ It CastDonde viven las historias. Descúbrelo ahora