Porque es la noche la que nos unió, fuimos con Hades una y otra vez sin parar; castigandonos con el más dulces de los deseos. Falta de respiración, falta de energía, escalosfríos por todos lados. Cada bello estaba ligado a ti. Tu esencia. Tu cuerpo. Tu alma. Tu mente.
Y si ese fuese el catigo de Hades ansiaba por conocer el del gran Zeus, pedía que si me perdiece, fuese en el cosmos de tus ojos, entonces solo así, me hundiría una y otra vez. Dejar que la noche se reduzca a tu piel, era todo un sueño, del cual jamás quisiese despertar.
Y del amor, corre la cuenta el castigo que quisiese para nosotros.
Mis parpados al fin pudieron abrirse, no podía decirnir que todo aquello fue un cosmos más de mis pensamientos, pero mi cuerpo sentía otra esencia; giré a la izquierda, y ahí posado, la más dulces de las almas que me habían concedido, y no, no fue un sueño, solo me había perdido, aquella noche en mis pensamientos, esa noche prestada po Hades.
