Duele ver la realidad. Cuesta tener que abrir los ojos y ver como las cosas cambiaron o están cambiando. Es triste ver como las personas que queremos se van y dejan de ser parte de nuestras vidas, o incluso peor, nosotros dejamos de ser parte de la vida de ellos, porque se van, porque nos dejan un dolor con un vacío enorme.
Y hoy otra vez te estoy extrañando, cuando pensaba que ya todo era normal, que mi respiración ya no se cortaba cuando oía que hablaban de vos, cuando pensaba que ya no te amaba, te volví a necesitar como la primera vez.
Duele mucho aceptar que ya no estas y que otra persona mucho mejor que yo ocupa mi preciado lugar. Duele tener que vivir con el hecho de que elegiste a otra persona por encima de mi.
Ojalá esto que está en mi pecho se vaya tan pronto como vos lo hiciste de mi vida, porque siendo sincera, no creo poder aguantar tanto con esta carga en mi interior.
Ha pasado un buen tiempo y te sigo queriendo con la misma intensidad, con el mismo dolor que no cesa, que duele tanto como todas tus palabras, aquellas palabras vacías y rotas que terminaron de romper mi corazón en mil pedazos. Pero todo pasa y aunque este dolor sea inevitable, el sufrimiento puede que sea opcional.
