¿Irene o Helena?

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El sonido monótono de la maquina que marcaba los latidos del corazón de Nicholas comenzaba a sonar molesto a Irene, quien había procurado estar con su marido el mayor tiempo posible desde el accidente, pero los doctores aun no permitían sacar a Nicholas del coma inducido, esto aunado a las labores monótonas del hogar, comenzaban a hacerle odiar su vida.

-Y bien, ¿En que termino todo? – pregunto el joven detective cuando su compañero llego del juzgado.

-Se le declaro incapaz, así que no se le iniciara juicio –

-Entonces, ¿ya acabo todo? –

-EN lo que corresponde a nosotros ya, ellos deberán de trabajar en el trauma que le dejo a la familia la situación –

-¿Tan grande fue? –

-Y no te parece poco, fueron casi veinte años de acoso –

-Pero ella nunca se dio cuenta de ellos –

-Ella, ella vivió su vida, pero es un trauma muy grande saber que una loca la siguió los últimos veintidós años, que enveneno a su madre y todo por un error de niños –

-Pero declararla incapaz, no es algo demasiado ligero, todo estuvo muy bien planeado, engaño a mucha gente, incluso a -

-Esa era la idea, en su retorcido mundo ella ya era parte de esa vida, cada paso que ella daba era consecuencia de los que la señora Mier daba con anterioridad, vivía la vida ella, la recreaba y la veía como una realidad –

-Y donde encaja el accidente del señor Mier –

-En sum mente, el estaba engañándolo, fue el castigo que le impuso –

-Bueno, la verdad esto estuvo difícil, todo encajaba en contra de la señora Mier –

-No del todo, un buen investigador no se deja llevar por lo superficial –

-¿A qué te refieres? –

-¿No fue obvio para ti? – dijo tomando un expediente y lanzándolo al compañero

-No, no sé a qué te refieres – tomo el expediente y comenzó a hojearlo.

-A algo muy simple desde el primer momento, que todos pasaron por alto-

-¿Qué fue? He visto una y otra vez las pruebas, y no encuentro nada fuera de lo normal, salvo - seguía revisando el expediente

-No busques en lo que tienes, sino en lo que viste, el asunto era muy simple desde el principio, ¡Los niños!, ambos llamaron a la señora Mier mamá y en todo este tiempo solo ella fue a verlos en el asilo –, le quito el expediente y saco una foto, una sacada por el perito fotógrafo con la filiación de los menores

-¿¡Los niños!?, cierto, el día del arresto la niña -

-Si, ahí comencé a sospechar algo –

-Y todo por mostrar gentileza –

-La verdad ella la necesitaba, sin la señora Mier no hubiera sobrevivido al infierno que vivió con su padrastro, vidas parecidas, madres solteras, padrastros, era obvio que elegiría la otra vida a la propia.- dijo el detective mientras tomaba del expediente la fotografía de los niñas, Irene y Helena abrazadas usando el mismo uniforme, el mismo corte de pelo, el mismo maquillaje, incluso el suéter lo usaban amarrado en la cintura ambas, sonreían al fotógrafo, si no fuera por el color de piel y tono de pelo podrían pasar por hermanas gemelas, Helena era morena, de pelo obscuro, nariz fina, boca chica y labios desiguales, teniendo el labio inferior mas grueso que el superior, mientras que Irene era de piel mas clara, un poco amarilla, grandes ojos miel, pelo castaño claro, casi cenizo, el corte de ojos era parecido al de Helena, su nariz era prominente y labios carnosos y pequeños, el detective pensó que se veían sensuales, por lo demás la complexión, la altura y el cuerpo era muy parecidos, salvo que Helena tenia un pecho muy pronunciado y una cintura marcada, a diferencia de Irene que era de poco pecho pero tenía la misma cintura y cadera, ambas tenían piernas largas y contorneadas a pesar de que la foro era de ellas aun pubertas.

Quinde años atrás

- ¿No hay manera de que vaya contigo? –

- Mi madre me ha dicho, que es imposible, que sería un delito –

- Eso si alguien me extrañara, pero –

- Pero nada, solo serán seis meses, en seis meses regreso a vivir con mi mama-

- Y por que tenia que decidir precisamente en este momento que quería irse de luna de miel –

- Acaba de casarse, ándale, alégrate por mí, estaré con mi padre, sabes como lo he extrañado –

- ¿Qué voy a hacer sin ti seis meses? –

- Hacer nuevos amigos, sin Jorge, eres libre-

- Jorge, su padre, no importan, otros vendrán, quiero irme de aquí, y eres tu la que se va, no es justo – dijo la adolescente, poniendo los brazos en cruz dándole la espalda a su interlocutora.

- Déjame, quiero estar sola – le aventó los brazos, su interlocutora sabia que su amiga debía pensar las cosas y la dejo, al día siguiente salía de viaje para irse a encontrar con su papá a Guanajuato, los seis meses se volvieron cinco años, regreso con su mamá cuando entro en la Universidad Nacional Autónoma de México, de su amiga no supo más, hizo su vida, pero no se dio cuenta que alguien la había localizado cuando regreso, alguien comenzó a ser su sombra.

Época actual

-Lo siento – dijo Helena junto a Nicholas en silla de rueda, estaban en el psiquiátrico caminando hacia aislamiento. – Lo siento – repitió llorando

-Vamos, anímate, no es tu culpa, tu vida siguió, ella no – le contesto Nicholas mientras le tomaba la mano y le daba un beso.

-Pero Irene era mi mejor amiga y la olvidé, nunca hice nada para localizarla y ellas si –

Nicholas la acompaño al cuarto de aislamiento, donde estaba Irene, su cabello lucio exactamente como solía arreglarse Helena, cargaba en sus brazos un bulto, y sonreía, el tiempo que estuvo en el hospital cuidando de Nicholas, escuchando el monótono sonido de los aparatos habían logrado separarla de lo ultimo que tenia de cordura y se encontraba ahora encerrada en un mundo en el que Helena ya no podría ayudar a su vieja amiga, un mundo donde Irene era Helena.

-Tu madre se dio cuenta de que Irene te imitaba en todo, por eso se sacrificó enviándote con tu padre, ella sabia que Irene tenia una obsesión contigo y pensó que alejándolas ella se olvidaría de ti, como tu lo hiciste de ella –

-Nicholas, ¿Cómo lo sabes? -

-Ella me lo conto el día que Nick nació, ella se dio cuenta ese día que Irene estaba a tu alrededor aun y me pidió que te mantuviera a salvo-

-¿Lo sabias? –

-Ella intento coquetearme, tu mamá cuando la describió me hizo ver quien era y hasta donde seria capaz de llegar, pero creo que te sobreprotegí-

Ambos vieron a Irene vestida de blanco mientras cantaba nanas a un bulto, el doctor hizo algunas anotaciones en su carpeta metálica y negó la visita.

-Volvamos a casa, la pesadilla termino señora Mier, su vida la espera con los brazos abiertos-

-Y yo la recibo plenamente- sonrió mientras se acachaba a besar a su marido.

El doctor entrego a Helena un paquete que contenía cientos de fotos de ella, fotos tomadas por Irene, Una Irene que vivió toda su vida del otro lado de la cámara.

Del otro lado de la cámaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora