Solo, otra vez

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Los dedos de Manolo se deslizaron desde arriba hasta el final de las cuerdas, sin olvidar tocar la parte final de la canción que había escrito la noche anterior. Un profundo suspiro se apoderó de sus labios y finalmente, él último acorde fue tocado. Hasta entonces, sus ojos habían permanecido cerrados, solamente abriéndolos cuando el sonido de unos cuántos aplausos inundaban el ambiente.

No había tanta gente como el soñaba cuando tenía doce años, pero al menos era suficiente para él. Una leve sonrisa se dibujó en la esquina de los labios del chico, el chico dejó lentamente el banco, puso su guitarra en la funda y cogió el dinero que habían prometido y un refresco.

Después de todo, él dinero era lo que más importaba ahora. Ser un músico apesta, y solo se pone peor cuando no tienes diplomas para confirmar las innumerables y costosos colegios en los que debías de estar para demostrar lo realmente bueno que eres.

Los aplausos no pagarán la cena.

Manolo golpeó una piedra del suelo, tomó un sorbo del refresco y miró alrededor mientras caminaba por el callejón débilmente iluminado. Algunas luces estaban fundidas o parpadeando, de todos modos, estaba seguro que había notado algún movimiento.

El chico entrecerró sus ojos, intentando enfocar su visión. Rápidamente corrió y se escondió detrás de un cubo de basura. Su corazón palpitaba tan fuerte que parecía que quería salir por la boca, sin embargo, no era en una gentil y romántica manera la cual normalmente conocemos. Era miedo. Manolo tenía miedo.

Su estómago empezó a doler y su respiración era inestable. Él sentía que iba a darle algo en ese momento, así que el sonido de su rápida respiración comenzó a perturbarle. Inmediatamente Manolo se tapó la boca con su mano, queriendo callarse a sí mismo, porque sabía que esa situación sería mucho peor si comenzara a hacer ruido.

Él encogió sus piernas contra su cuerpo, abrazó la funda de la guitarra, intentando disminuir su tamaño tanto como podía. El miedo corría por su fría sangre a través de sus venas y Manolo sintió grandes lágrimas caer sobre su cara cuando escuchó un tiro. No sabía si el disparo era sobre el cuerpo de alguien o si habían disparado al suelo.

En ese instante, sólo podía pensar en que había salvado su vida y el dinero que tenía. Manolo escuchó los pasos de gente distanciandose corriendo, sin embargo, se tomó mucho tiempo para levantarse del suelo.

Sus piernas temblaban, igual que sus labios. El chico tenía miedo de mirar al final del callejón y encontrar un cuerpo. El tendría que informar a la policía lo más rápido posible, aunque anónimamente. Con una mano sujetó la correa de la guitarra mientras que la otra estaba escondida en el bolsillo de la chaqueta. Con lentos pasos Manolo se distanció del lugar, hasta que escuchó un leve gemido que, gracias a la falta de gente, hizo eco en el ambiente.

Manolo sintió un escalofrío recorriendo su columna vertebral, y a la misma vez alivio. Lentamente miró hacia atrás y sus piernas dejaron de temblar por unos instantes.

Había una chica. Aparentemente herida, con la mano en su estómago y, pronunciando casi una llamada de socorro, tumbó su cabeza en el suelo. Manolo sintió que su corazón se estaba acelerando otra vez, sonaba como si se fuera a colapsadas en cualquier momento. Lentamente dejó la cuerda de la guitarra en el suelo, y con rápidos pasos se acercó al débil cuerpo.

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Hola hermosos MerLo shippers (los de la clase q están más aburridos que la vaya) aquí el mini primer capítulo (es corto porque lo es en el fanfic original que queréis que le haga :v)

Créditos a Lodurk por la historia, yo sólo la he traducido y adaptado

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⏰ Última actualización: Dec 19, 2017 ⏰

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El Lobo que lloraba oro/ MerLoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora