Siento que me ahogo en mis propias emociones, que ya no puedo más. Me siento al borde de un precipicio con todos estos problemas detrás de mí que me empujan y me hacen tambalear. Todo es tan difícil de sobrellevar y la única salida parece ser caer.
Abro los ojos y elevo mi cuerpo fuera del agua buscando aire. Las lágrimas empiezan a acumularse y sin evitarlo comienzo a llorar. Me ahogo en mis llantos y gimoteos.
Hyeya, ¿a dónde estás tratando de ir?
Cruelmente diciendo adiós con tus ojos sonrientes, matándome, sofocándome.
¿Cómo es posible que te hayas ido?
La felicidad que esa melodía me daba, todavía es tan brillante.
Por favor, no me dejes, no me abandones.
No quiero vivir.
¿Qué hago? Sin ti, ¿qué hago?
Aún no puedo creerlo, sigo sin querer creerlo. Por un momento, cuando cierro los ojos deseo que todo esto solo sea un mal sueño.
Es mejor actuar como si no lo supiera.
Porque esta tristeza me está volviendo loco.
Pero me veo en la obligación de afrontar la realidad. Es tan desgarrador ver todos estos artículos de tu partida en mi inicio. Y yo solo me pregunto "¿por qué?"
Hyeya, ¿por qué estás tratando de dejarme?
Pero entonces la respuesta llega a mí y me siento culpable, abatida por no haberme percatado.
Con palabras fáciles de "adiós", haciéndome sentir culpable por tu partida.
Oh, por favor.
Hyeya, no te vayas.
La depresión es un monstruo silencioso, que puede aparecer de la nada y atacar cuando uno menos se lo espera.
Me siento tan indefensa.
Inhalo y exhalo tratando de atrapar la mayor cantidad de oxígeno posible y calmar este dolor que siento. Mi corazón se ha hecho trizas tras la noticia de tu partida.
¡Oh, Jonghyun...!
Intento sobrevivir. Sobrevivir a todo esto. Sobrevivir a la vida.
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