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11 de noviembre del 2018.


Empezaré desde el principio. Me llamo Lana, tampoco es un nombre muy fuera de lo común, sinceramente pienso que es el primero que pensaron  mis padres. Acabo de cumplir 17 y lo primero que ha hecho mi padre es enviarme a la ciudad vecina a buscar un buen instituto para conseguir entrar en la universidad y como soy una patata, ha buscado uno privado con residencia.

Yo la verdad, no me importaría no ir a la universidad, voy a ser honesta, no me gusta estudiar y estaría feliz en una tienda o restaurante. Mi sueño desde pequeña había sido ser cocinera, pero mis padres no lo ven como una carrera apropiada para su hijita. 

Como no, al ser la princesita de papá, me habían buscado un buen barrio. Nada más bajar del taxi y ver la flamante entrada de la residencia, se podía apreciar el olor de perfumes caros en el aire, además de los increíbles coches de alta gama que pasaban por la calle y lo bien vestida que iba la gente.

Al pasar la gran puerta de madera entré en una especie de recepción, decorada a lo art déco. En un lado se encontraba la recepción donde estaba la recepcionista, una mujer un poco mayor, con el pelo canoso, que llevaba un vestido negro. A la derecha de la mujer estaban las escaleras que subían y a la izquierda el ascensor y una puerta.

Fui hacia la recepción, allí la recepcionista me explicó que las habitaciones son de diez e incorporan todos los servicios básicos tales como : Un salón con cocina, una terraza, 2 baños, uno de ellos con jacuzzi  el otro con ducha equipada con hidromasaje, 2 dormitorios cada uno con 2 vestidores. Además había servicio de habitaciones y un minigimnasio.

Nada más terminar de hablar, me entregó las llaves correspondientes a mi habitación y me explico donde estaba. Al parecer el edificio tiene 15 plantas y en la 8ª y 9ª planta hay un cine y un restaurante. Además que la primera planta es para profesores, de la 2ª a la 7ª para chicos y de la 10ª a la 15ª para chicas.

Subí en ascensor hasta la 13ª planta, acompañada de un mayordomo que llevaba mis maletas. Me guió hasta mi habitación, recorrimos todo el pasillo hasta la habitación 616. Dentro me enseñó la habitación (bueno apartamento ya que es más grande que mi antigua casa) y me percaté que mis compañeras no estaban. El mayordomo me comentó que al estar a mediados de trimestre ellas estaban en clase.

El mayordomo se despidió y empecé a desempaquetar mis cosas. Cuando abrí mi armario, observé que dentro estaba mi uniforme y las normativas de la escuela.

Me tumbé en la cama y recuerdo que me distraje por unos sonidos que parecían provenir del conducto de ventilación. En ese momento no le di importancia.



«withering»Where stories live. Discover now