—Definitivamente no. —hablé en voz alta conmigo misma.
Mi vida había dado un giro despreciable. Si bien anteriormente no se trataba de un cuento de hadas, estaba conforme con ello.
Pero de esto se trataba el mundo, adaptarse a cualquier magnitud solo para sobrevivir.Suspiré derrotada mientras observaba las nuevas y coloridas prendas de ropa colgadas dentro de mi closet. Sería difícil pero debía tratar que no fuera imposible, las personas cambian de estilo todo el tiempo, ¿que tan extremo podría ser esto para mí?. Solo era cuestión de tiempo para acostumbrarme a mi nueva apariencia, a la ciudad, a la universidad y a su gente.
Después de todo, Canadá no me extrañaría.
Cerré la puerta corrediza del closet y me acerqué al espejo de cuerpo completo.—Es solo un nuevo comienzo. —susurré para mi misma mientras mantenía mis ojos cerrados e inhalaba y exhalaba tratando de mantener la calma. Abrí los ojos y me ví a través del cristal, esa era yo. La que vestía completamente de negro, sin importar que día era; jeans ajustados, croptops, chaqueta de cuero y para finalizar un par de botas militares de mujer. Finalmente mis ojos viajaron a mi cabello, o básicamente al nuevo color de este. Para mi mala suerte me ví obligada a cambiarle de coloración, lo que antes era un hermoso cabello color caramelo, ahora era un negro intenso. ¿Lo bueno?, lo bueno había sido que una de las dos opciones que mis amigas me habían dado a elegir, fue el maravilloso color negro. Era eso o un rubio platinado.
—Toc, toc. —habló alguien a mis espaldas seguido de dar dos golpes leves sobre la puerta de mi habitación.
—Alice, no se encuentra mentalmente disponible. —murmuré observando a Emily a través del espejo. Esta rió como respuesta y se adentró al cuarto.
—No dramatices. —suspiré tirando mi cabeza hacia atrás y llevé mis manos a la cara para restregarla exasperada, mientras a pasos lentos y pesados daba media vuelta.
—No trates de restarle importancia. —contraataqué con voz áspera y me crucé de brazos, la miré detenidamente, sin embargo, Emily, ni siquiera se inmutó. Se tiró a la cama, cerró sus ojos y colocó los brazos detrás de su cabeza.
—Es pensar positivo. —dijo nuevamente. —Algo que tú, amiga mía... Podrías comenzar a hacer. —rodeé los ojos y me dirigí hacia mi pequeño escritorio. En este se encontraba mi ordenador y algunos libros nuevos que debía llevar a la universidad el día de mañana. Tomé asiento en la silla y abrí la laptop.
—¿Crees que podría pensar positivo sabiendo que asistiré a una universidad sobrevalorada y donde seguramente los estudiantes dependan de sus padres empresarios?. —pregunté observando con detalle una foto del enorme edificio al que a partir de ahora asistiría cinco veces a la semana.
El enorme letrero en la entrada, llamaba la atención de cualquiera, leí una vez más el nombre. "University of California Los Ángeles (UCLA)". Junto con su famoso escudo.—Deberías, porque serás una más de ellos.
—Jamás seré como ellos. —dije aún observando la pantalla del computador. Sentí un largo suspiro de parte suya y luego su voz.
—Míralo de esta forma, Alice. —se enderezó en la cama y pude sentir su mirada en mi nuca. —Seguirás haciendo de las tuyas... No es como si mentir y fingir fuera algo bueno y digno de hacer. —finalmente volteé en la silla y la miré.
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Peligroso Escape
Teen FictionPuedes escapar del pasado, pero no de prisión. Puedes evadir el amor, pero no el destino. QUEDA PROHIBIDA LA COPIA O ADAPTACIÓN TOTAL O PARCIAL DE ESTE LIBRO.