Cartas en papel pálido.

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Dear love:

Cuando nos conocimos, Lisa, fue en la nieve.

Cuando nos conocimos, Lisa, fue porque tu viniste a mi.

Viniste a mi, en uno de mis peores momentos.

¿Sabes porqué jugaba con la nieve ese día? ¿Porqué no quise abrigarme?, ese día, descubrieron en mi una enfermedad que estaba avanzada. Pronto, pronto, Lisa, dejaría de poder sentir y mover mi cuerpo; y por eso, quería disfrutar al máximo de poder sentir la nieve en mis manos, mi rostro, mis piernas...

Una vez preguntaste porque soy tan insegura... Te contaré, Lisa, que desde niña siempre fui muy torpe. Siempre hice llorar a mi madre, no sé porqué, pero ella siempre lloraba cuando me veía. Nunca pude hacerle sonreír de verdad, aunque sabía que ella me amaba. Incluso lloraba antes de que cerrara sus ojos por siempre. Ella estaba muy enferma, y yo sólo fui una carga.

Hay muchas cosas que quiero contarte, Lisa... Como esa vez, que me vi débil ante ti, y caí en tus brazos. Me sentí avergonzada, y muy arrepentida cuando te marchaste y no pudimos despedirnos como se debía. Lloré esa noche, porque mi enfermedad me hacía ver muy débil.

Lisa, yo nunca quise ser una chica débil; pero lo fui.

Yo no quise llorar aquella noche en que confesaste tus sentimientos. No quise, pero lo hice. Porque sentí mucho miedo, me asusté. Sabía que llegaríamos a este momento, donde yo me marcharía y tu sufrirías. Sin embargo, me viste a los ojos, y al besarme, Lisa, me volví adicta a esa sensación. Quise disfrutarla, además de todos los otros sentires, hasta que no pudiera más, porque al llegar a ese momento, me sentiría muy feliz. Fui feliz, Lisa.

Te veías insegura de ir conmigo al parque ese día, pero cediste. Y es que, ¡ese día hacía sol! Sé que no podría ir a la playa, y sentir los rayos de éste quemando mi piel, pero ese día él estuvo ahí y quería sentirlo también.

Alguna vez, sentí ganas de estar bajo la lluvia y sentir sus gotas mojar mi cara, pero ¿sabes? Después de ese día, te vi llorar, ¿y acaso no es ese el mismo sentimiento de la lluvia, Lisa?, no quise sentirlo ni verlo más.

Muchas cosas pasaron, Lisa. Siento que disfruté más de todo lo que hicimos juntas las últimas veces, antes de que me internaran y no pudiera moverme, ni hablar.

Te vi romper en llanto, y correr. Te vi, lo hice. Sin embargo, sabía que volverías; y que allí sería nuestra despedida. Debo admitir, aunque creo que lo sabes, que lo mejor que siempre pude sentir, son tus besos. Y asimismo, Lisa, debo decir que también te amo, como lo dijiste ese día y no pude responder antes de que te fueras.

Te amo, te amé, y amaré siempre.

Lisa, ¿crees que pueda encontrarme con mi madre? Eso espero. Mientras tanto, tú debes seguir con tu vida, debes dejar de llorar, y sonreír como siempre lo has hecho, hasta el último momento que estuvimos juntas. Esa última vez, Lisa, no me sentía débil. La verdad es que, contigo a mi lado, nunca lo hice. Fui fuerte, como mamá, y como tú.

Me fascinaría que pudieras ver lo que yo veo ahora. Todo es tan blanco como mi piel, pálida; siempre te gustó. Blanco como la nieve, como las nubes, y como las sábanas de esa camilla, Lisa, en donde vivimos nuestro último momento juntas.

Te amo, no lo olvides.




Fin.

Blanco. (ChaeLisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora