Pienso, luego existo.
Tómate un año sabático.
¿Por qué? ¿Por qué no?
¿Quién eres?
No lo sabes. Nadie sabe. Pareciera que a nadie le interesase conocer a esa persona con la que pasaran toda su vida.
Los seres humanos tuvimos una increíblemente larga historia. Fácil de reconocer, pero más difícil es sentirlo, darse cuenta: de la severidad de tal simple oración. Estamos aquí hace miles, miles de años. La forma de saber eso es porque tenemos una inclinación natural a contar historias, de marcar el pasado, de informar al futuro. Que seamos una especie, una comunidad, que perdure en el tiempo y el espacio.
Nos enfocamos en formar el conocimiento desde hace miles de años, empezando por escuelas y pensadores en Atenas, hasta el día de hoy.
No, no hay nada malo con las escuelas. No vengo a hablar mal de ellas, aunque tengan cosas que mejorar, claro está.
Toda tu vida estuviste en una misma institución, ¿seguro que quieres pasar a la otra? ¿tan rápido? Vivimos una vida acelerada, siempre con vidas aceleradas.
El tiempo pasa, y pasa más rápido para los impacientes.
Impacientes por la próxima comida,
Impacientes por la hora de irse,
Impacientes por el fin de semana,
Impacientes por el verano,
Impacientes por terminar tus estudios,
Impacientes por trabajar,
Impacientes por conseguir experiencia,
Impacientes por ascender,
Impacientes por ahorrar,
Impacientes por jubilarse.
Y luego, al eclipse de nuestra vida, nos damos cuenta de que nos encontramos impacientes, impacientes por vivir. Pero ya es demasiado tarde, todas esas oportunidades, desperdiciadas, para siempre. Una vida silenciosa y solitaria donde la sociedad impaciente te ignora, pues tú ya no estás apurado, ¿acaso a nadie le interesan los lentos?
Sin que te lo hayas notado algo muy importante se deslizó de tus manos, de tus dedos sudorosos: la vida.
Vivir.
¿Quién eres?
¿Quiénes somos?
No lo sabes, yo tampoco lo sé. Nadie lo sabe. Tal vez de eso se trata.
En nuestras vidas tenemos prioridades, esas prioridades siempre nos van a subordinar. Nos arrodillamos ante esos ideales arbitrarios y las alabamos como a un salvador. Prioridades. El dinero, la Fama, el Reconocimiento, la Familia.
Suenan las campanas y se abren las puertas. De izquierda a derecha y hasta la eternidad del horizonte corren otros junto a ti. Todos corren, nadie mira. Se tropiezan, les pisotean. Se caen, no piden ayuda, ni nadie ayuda a los caídos. Nadie come, nadie bebe, nadie para. Todos sudan, todos palpitan, todos quieren, quieren, quieren. Algunos golpean a los otros, otros hacen tropezar a quienes los pasan. Todos impacientes. Todos corriendo. Corriendo por sus vidas, una vida ideal que siempre buscan.
Se sorprenden cuando pasa, pasa, y pasa el tiempo; y pero tampoco pasa, pasa, ni pasa nada. Consiguen algunas cosas, algunos consiguen un premio a mitad de camino, otros se deprimen y se lanzan al vacío, otros se han rendido y degustaron otra carrera.
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Toma un Año Sabático [Pensamientos]
SpiritualPensamientos sobre la vida, ligera crisis existencial.