Capítulo 14

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Y aquí estamos.

Me besas de nuevo.

Estamos en el estacionamiento de un centro comercial, esta ha sido nuestra cuarta cita y no puedo decir que no la disfruté.

Fuiste tan dulce conmigo y tu mano nunca soltó la mía, algo me dice que sabes lo mucho que me gusta que lo hagas.

Quiero creer que eso significa algo especial.

Tus labios son muy suaves y es tan placentera la forma en la que los mueves de forma lenta y calmada. Como si quisieras besarme por siempre.

Yo quiero besarte por siempre.

Tus manos están ahora en mi cintura y te separas un poco para así respirar.

Yo en cambio no tengo el menor interés en eso ¿oxígeno? ¿Qué es eso y quien lo necesita?

Mantengo mis ojos cerrados un rato y luego, siento que te apartas un poco más.

Abro mis párpados de golpe y me extraño cuando te veo a dos pasos de distancia, luces nerviosa y creo que hasta un poco incómoda.

Te miro a los ojos y veo inseguridad en ellos, así que de inmediato yo empiezo a sentir lo mismo.

¿Y si mis besos no son tan placenteros?

¿Y si en realidad piensas que es empalagoso el que sujete tu mano todo el tiempo?

¿Y si esta cita no fue tan linda para ti, como lo fue para mi?

Porque yo la amé. Cada segundo de esta cita fue maravilloso y estoy muy segura de que tú también disfrutaste aunque sea un poco.

Pero entonces ¿de donde vienen todos esos nervios que veo en tus lindos ojos cafés?

CAUTIVADA POR LYANA ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora