A esa camiseta que juntó nuestros mundos.
Ese mar que calmaba este terremoto.
Esa sonrisa que dejaste tan marcada a fuego.
Esas tardes en la que cualquier canción valía para bailar.
Tus manos.
Esos peinados que tan bien te quedaban.
Esas ganas de vivir que otorgabas.