Dia 3 (la desgracia)

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Amaneció era el día 9 de octubre, y para mi sorpresa era el último día en que estaría allí en el hospital, aunque no sabía que el destino me daría esa sorpresa.

Lo primero que hice fue dirigirme a la sala donde ella se encontraba, me sentía muy optimista esa mañana por razones que aun no entiendo, bese su frente y tome su mano mientras me disponía a leerle un libro, ya le estaba agarrando el toque a eso de leer para ella, su mano estaba totalmente fría, no sentí ni una pizca de calor en ella y como por arte de magia... sí, la puerta comenzó a sonar, pero no escuchaba que la voz llamara su nombre.

Cabe decir que me he acostumbrado a muchas cosas extrañas, como escuchar una voz en mi cabeza que piensa totalmente distinto a mí y que muchas veces logra persuadirme de hacer muchas cosas, que personas inexistentes aparezcan frente a mí y entablemos una gran conversación, a contarme chistes a mí mismo, a que mi reflejo en el espejo me consuele, pero a ese sonido tan perturbador jamás me acostumbraría.

Hice lo mismo que los dos días anteriores, leí como si solo el libro me importara, apenas recordé comer, las historias de amor empezaban a tomar sentido, yo esperaba tener el momento en que mi milagro llegara y ella despertara mientras leía, ahora puedo decir que entiendo a Don Quijote de la mancha, leer libros en exceso te puede distorsionar la mente y te hace creer en fantasías.

Yo esperaba que sucediera como en cuentos de hadas, o de princesas, o simplemente una historia romántica, donde el sentimiento de una persona puede hacer que otra despierte del coma, que nuestro gran amor rompiera fronteras, que todo fuera mágico. Pero como lo dije antes al inicio, LA VIDA ES CRUEL, y te da sorpresas nada agradables.

En fin, lo cierto es que ese día no era en el que ella despertaría, solamente seguiría apenas respirando y su corazón latiendo cada vez menos.

Se hicieron las 4 de la tarde y mi madre llamo para que fuera a la casa, no tenía ganas de irme, no quería estar en un lugar en el que no estuviese ella, pero al final de todo era mi madre quien lo pedía.

Me fui a mi casa a eso de las 6 de la tarde, y llegue ya a oscuras, no pude regresar esa noche al hospital, y por alguna razón la puerta dejo de sonar, no me quería levantar para nada de mi cama, solo estaba pensando en que ella despertaría, no mencione nada a mis padres después de todo ellos ya sabían lo importante, al final logre dormir, no fue mucho pero no tuve pesadillas esa noche y a la mañana del día siguiente me fui a primera hora al hospital que quedaba al menos a una hora en autobús.

Al llegar al hospital el destino me dio la sorpresa que me haría enterarme de él porque el sonido de la puerta se detuvo, mi suegra estaba frente a la sala de ella y se acercó a mí, me tomo de la mano y me llevo a la sala, yo estaba totalmente desconcertado, no sabía que pasaba, me imagine que tal vez ella había despertado y que mi plan de sorprenderla leyendo no funcionaria, pero no era así.

Al entrar a la sala me di cuenta de que el sonido de la desesperación estaba en su totalidad, no habían pausas entre el, ella no tenía pulso.

Lo primero que hice fue llorar, ¿pero llore como lo había hecho los últimos tres días? No, este llanto era aún peor, podría decir que era como si llorara sangre (claramente no era así) porque eran lagrimas que venían directamente de mi corazón roto.

Corrí hacia la cama y le tome de la mano, quería decir tantas cosas pero mis labios no se movían y mi lengua no emitía más que llantos. Perdí toda esperanza en ese momento, mis manos y piernas temblaban, no sabía qué hacer, solo podía escuchar el sonido de la desesperación que no se detenía.

Y en ese momento vi la cara de la muerte que se asomó detrás de la puerta de la sala. La muerte se viste con batas blancas, usa lentes y en su cuello lleva un collar peculiar mejor conocido como estetoscopio, y se hace llamar doctor.

¿Cómo no podría ser el la muerte? Él fue quien entro por la puerta, y fue quien dijo "hay que desconectarla señora, no se puede hacer nada" no cabía ni una pizca de duda.

Al escuchar esas palabras solo podía pensar en miles de formas de maldecirlo, me acerque a mi suegra y le dije "Jesica no pueden desconectarla, ella va a despertar, solo dale tiempo" una vez más fui egoísta y egocéntrico, solo pensé en cómo me sentía yo, y lo entendí cuando mi suegra rompió en llanto, "yo también me siento mal Say, yo también estoy sufriendo, y prefiero dejarla ir que tenerla encarcelada en este hospital" fue lo que ella me dijo.

Logre reaccionar al escuchar esas palabras, después de todo se supone que una madre sufre más al ver que un hijo se le va, ella estaba tratando de ser fuerte y llevar la situación con un poco de calma, aunque por dentro estaba peor que yo.

Salí de la sala y me senté. Solo podía pensar en algo, quizás ustedes crean que era cambiar mi lugar con ella, que preferiría haber muerto yo en vez de ella, pero no.

Ahora al decir eso quizás piensen "¿qué clase de insensible humano es Saylen? Al menos ¿será humano?" pero antes de que saquen sus conclusiones déjenme explicar.

Si hubiese muerto yo en su lugar, ¿no creen que ella estaría igual o peor que yo en ese momento? Sería aún más egoísta pensar en cambiar con ella, claro, no tendría que soportar tanto dolor.

Y es por esa razón que en vez de querer morir en su lugar, prefería morir con ella, estaba claro, así ninguno sentiría ese sufrimiento que yo tenía.

Definitivamente por no querer aceptar la realidad tal y como era, me tropecé con una pared de dolor, tristeza y amargura, el futuro estaba frente a mí, pero yo preferí caminar en círculos para evitarlo, y por eso recalco "la decepción más grande es aquella que es obvia pero no quieres aceptar"

Desde ese día 10 de octubre, el día en que una persona muy amada por mi dejo este mundo tengo el mayor miedo del mundo, y es volver a enamorarme perdidamente como de ella. Creo que estoy logrando superar esto y estoy empezando a amar a alguien más, pero aún tengo miedo, los deja-vu suelen suceder, y no soportaría volver a perder a otra persona así.

En memoria a Diana Alexandra Díaz Téllez

Siempre decías que tu historia seria contada en un libro y aquí esta, aún sigo cumpliendo tus deseos, gracias por hacerme amar como nunca, te prometo que encontrare a alguien más.

PD: nunca escuche la puerta abrirse.

El sonido de mi PuertaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora