One Shots ◀Larry&Camren▶

Diario de Camila (Camren)

Pagina #20

"Cuando lo descubrí me sentí enojada, la impotencia y el asco abarcaba todo mi sistema mental, no sabía como recopilarlo de mejor manera

¿como iba a decirle a mi madre?
No, me aterraba hacerlo
¿enfrentar a mi padre? No era lo correcto, a menos no tan pronto.

Esa noche no dormí casi, los pensamientos vagaban sin detenerse en mi mente.

Al siguiente día, ya era hora del desayuno, no fui capaz de mirar a mi madre a los ojos, si quiera de devolver el saludo a mi padre. Terminamos muy silenciosamente de comer, mi madre se fue a su trabajo, mi padre se iría mas tarde de lo habitual, el entró a darse una ducha, su celular comenzó a sonar, lo tomé rápidamente viendo la ventana emergente de ese texto, ella de nuevo, dando indicaciones con una dirección de hotel.

Solo dejé el mensaje allí sin abrir y salí de mi casa, tome mi bici y me dirigí a tal dirección. Al llegar era un hotel muy lujoso, me escabulli del personal para poder entrar, fuí directamente al numero de habitación que señalaba el mensaje, di varios toques pero nadie abrió, rodé el pomo de la puerta y esta, para mayor sorpresa, se encontraba abierta, así que decidí entrar, había una botella de vino y copas, la cama perfectamente arreglada y un olor que arropó mis fosas nasales, almendras, olía a almendras.

Se escucharon par de voces afuera, no sabía que hacer, me adentre al armario, rogando Dios que no me descubran.

Entró una Peli negra casi de mi misma estatura, su cabello caía por sobre sus hombros, tenía un abrigo de piel el cual se quitó, sin tener nada más que la ropa interior, era de encaje rojo, tan rojo que resaltaba con su piel pálida, quedé allí petrificada viendo eso que jamás pensé que conocería

¿que clase de maravilla están captando mis ojos?

Me incline para verla mejor. Ella paseaba en la habitación, tocaba su cuerpo en un vaivén de caderas interminables, el contraste de sus ojos verdes, las ondas oscuras de su cabello, tan hechizante y perfecta, fue justo ese momento que descubrí que si, podía pecar sin remordimiento alguno, la perdición hecha mujer, podría jurar que la religión de todo hombre, estoy segura que las estrellas envidian su rostro, su trasero tan redondo, su cuerpo tan acendrado, tallado por los mismos ángeles del cielo, sus manos han sido moldeadas con la mejor delicadeza, ella es tan inefablemente hermosa.

Salí de mis pensamientos cuando vi a mi padre entrar, ella corrió a sus brazos, besándolo en los labios, el la tomó de la cintura llevándola a la cama, quitó su saco y corbata, la posicionó con urgencia en el suave colchón, subiendo con sus labios desde su cuello hasta su vientre, ella gemía, mordía sus carnosos labios entre sus dientes, la lujuria brotaba de cada poro, mi padre quitó de un tirón las piezas color sangre, ella allí desnuda, su etéreo cuerpo, sus pequeños y rosados senos, su cadera a una mejor vista, una maldita obra de arte, fuera de este mundo.

Mi padre empezó a penetrarla fuertemente, ella mantenía sus piernas muy abiertas, el se hundía en ella con furor, gemía fuerte ¡oh Dios! su rostro con un ademán de deseo carnal y placer, curvando su espalda poniendo sus iris esmeraldas en blanco, la escena mas excitante que yo hubiera visto, lo mas obsceno y delicioso que moriría por probar, olvidé por completo el hecho de que mi padre era el que se la estaba follando sin piedad hasta destrozarla.

Terminaron aquel acto con un gemido, ella río, río fuerte haciendo notar su respiración pesada, con un gutural jadeo al final, se dieron un largo beso antes que ella se levantara en un santiamén de la cama para correr al baño, el la siguió, como canes a la droga, tome esa oportunidad para salir de allí, fui de vuelta a casa, apenas habían pasado dos horas ¡joder!, me sentía tan caliente, hiperventilando, empecé a tocarme, rápida y necesitadamente, pensando en ella, en sus ojos retorcerse, en sus dedos apretar las sabanas mondas de aquel hotel, en su diabólica sonrisa dejando ver esos blanquecinos dientes