"Infantes"

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¿Te cuento una historia?

Habían unos niños jugando tranquilamente en el jardín, vuelan y aterrizan; con energía hacían bailar los brazos en una perfecta circunferencia, batiendo una y otra vez la divertida cuerda de saltar.

Las flores y hojas recorrían una maravillosa sinfonía junto a los cantos de los pequeños, al alzar la mirada se alcanza a admirar el detonante cielo zarco, explotado de leves manchas  blancas, todas en la misma dirección contemplando el ocurrente espectáculo de los infantes.


¿Te parece lindo?


Todos preparados y decididos, se encaminaron a la placita que se habitaba a su costado, nuevas flores, novedosas aventuras se encontraban a medida que se esparcian por el nuevo sector, riendo, festejando.

Los vecinos enternecidos por la inocencia de aquellas criaturas, observaban desde sus casas.


Que monadas ¿No?


Claro, a simple vista eran unas dulces creaciones de Dios, sin embargo nadie sabe lo que ocurre detrás de esas claras cortinas, abrazadas al techo de las calidas ventanas de cada hogar del vecindario.

Nadie se enteró de que esos mocosos, por tan tiernos que aparentan ser, eran unos insignificantes mounstros, apartando sin pena alguna a un pequeño y perdido chiquillo que solo quería, al igual que ellos, gozar del ambiente despreocupado.

Ni un ser humano habría averiguado que al otro lado de ese cortinaje, se encontrara un peque, que aún no sabía qué era la vida, contemplando el entretenimiento de los de afuera.


¿Qué edad crees que tienen?

Un año, un mísero año esperando la aceptación de tales personas, sin embargo por gran empeño que le pusiera, ahí se encontraba, sin nada que hacer, maldiciendo cada movimiento que hacían.

Esperó con toda la paciencia guardada en su ser, a que sus supuestos padres biológicos se esfumaran de aquella casa; dando fin a su tortura, escribió su última frase en la penosa y pálida hoja de papel, triste por contener palabras tan dolorosas.

Tomó la navaja antigua de afeitar que su padre guardaba y empezó. Sentándose calidamente frente aquel jodido ventanal, fue rompiendo todas las fotografías tomadas en silencio sin permiso alguno; cinco quemadas, dos destrozadas, tres clavadas y una rota trozo por trozo, para luego estrenar la carta de "suicidio" a un lado de los rastros de tales fotos.

Dando por hecho, sujetó el objeto y...


Fue un placer contar mi historia.


Sangre...

Todo el sendero se llenó del sabroso líquido.





- ¡¡Lucas, no puede ser... LLAMA A UNA AMBULANCIA, RÁPIDO!!

Relatos TristesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora