Trama: ¿Quién podría decir que un taxista podría darte lecciones de vida en Navidad? Bueno, Lynn te lo podría decir.
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Era la tarde en Royal Woods, un cuarto para las 6 si somos exactos. Encontramos a Lynn Loud Jr. agotada y con barro, específicamente por su polo "Número 1" y en su short. El rostro que llevaba no era del todo bien, mostraba enfado y molestia, el porqué, no lo sabemos.Ella estaba en un paradero cerca de una cancha de fútbol, mirando la pista en la cual muchos carros pasan. Lynn levantaba y extendía su brazo, y con su mano hizo un puño con su pulgar levantado. ¿Por qué? Fácil, pedía un taxi para ir a su hogar. Su querido hogar, donde las aventuras no se hacen esperar, además, en esas casa no hay o no existe un día aburrido.
Pero nadie se fijaba en Lynn, eran demasiados carros, y todos la ignoraban.
Luego de unos minutos de tanto aburrimiento, un auto paró, estando al lado de nuestra protagonista. Color amarillo, puro amarillo, y arriba un típico cartel electrónico que decía "TAXI"
Ya todos sabemos lo que es.
Lynn bajó su brazo, y un poco nerviosa, se asomó por la ventana abierta del asiento del copiloto, quería saber quién era el conductor.
Un señor moreno, de unos 40 años aproximadamente, un bigote que no es tan grande ni tan pequeño, pelo negro al igual que sus ojos, una gorra celeste teniendo una camisa del mismo color, y por último, un pantalón negro. Lynn no podía observar bien lo que él usaba en sus pies por falta de luz.
Lynn y el conductor se miraron por unos segundos. De ahí, comenzó la conversación.
—¿Taxi? —Él decidió hablar primero.
—Sí. —Lynn contestó tranquilamente, o sea, no era la primera vez que pedía un taxi. —Quiero que me lleve a esta dirección.
Ella sacó de su zapato derecho un papel pequeño, que contenía la dirección de su casa.
Sí, Lisa una vez le dijo a Lynn que su cabeza era muy grande que posiblemente adentro de esta tenga un amplio lugar para guardar conocimiento, así como otras cosas. Pero no, ella no utilizaba el 100% de su cabeza, lo usaba más por secretos que le decían o por temas de deportes, solo eso. Cuando se trata de, por ejemplo, reglas de algún deporte, ella se lo memoriza, pero cuando es algo que le debe servir, como la dirección de su casa, simplemente lo anoté en algo y se lo guarda en cualquier lado.
Así funciona Lynn.
El taxista veía la nota, obviamente con la nariz tapada por el olor apestoso que tenía, quién sabe que habrá hecho Lynn.
—Ahh... te llevo a este lugar por 7 dólares.
—Esta bien. —Ella no se fijaba en el dinero, ella quería ir a su casa.
Nuestra protagonista abrió la puerta del copiloto, se sentó en ese asiento, cerró la puerta y el conductor comenzó la marcha.
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Para que Lynn llegue a casa no es tan fácil, el lugar donde eligió estar estaba no tan lejos de su destino, pero la castaña, siendo una atleta algo experimentada, tenía que tener algún medio de transporte para llegar.—Que día, ¿No?
Cuando toman un taxi ¿No les habrá tocado la misma conversación de conductor a pasajero para matar el aburrimiento? Pues ahora Lynn tiene una de esas charlas. Y a ella no le importaba, llegar a su casa sí va a ser un poco largo.
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La conversación (One-Shot)
Fanfiction¿Quién podría decir que un taxista podría darte lecciones de vida en Navidad? Bueno, Lynn te lo podría decir.