Sus labios casi rozaban los míos. Casi.
-Lauren-murmuró-. Ha llegado el momento.
Los ojos se me llenaron de lágrimas. Sacudí la cabeza, negándome a reconocer la verdad de sus palabras.
-No estoy lista.
Oi un rugido amenazador y gutural en la distancia. Se puso tensa. Yo sabía que ella también lo había oído. se apartó de mí y miró por encima del hombro. Fue entonces cuando los vi: una docena de lobos merodeando impacientes por el perímetro del claro.
Camila volvió la vista hacia mí. Sus ojos plateados reflejaban decepción.
-Entonces elige, porque no puedes atravesar esto sola.
