La Primera Navidad de Jack y Elsa

Navidad: época de amor, paz, alegría y felicidad...
El regocijo de estar con tus seres queridos compartiendo una cena en una convivencia solidaria.

Y esta festividad resulta ser mucho más dichoso para Elsa Arendelle y Jack Frost, ya que, esta será su primera navidad juntos como marido y mujer. Se acaban de casar y a ambos les emociona la idea de que ambas familias celebraran por primera vez la navidad juntas.

Elsa como buena ama de casa preparaba la cena para toda la familia, además eran muchos y eran muy glotones. Con tan solo oír a Jack decir que su papá era también un glotón: no la mantuvo quieta. Así que tenía que esforzarse y guisar más.

Por su parte, Jack trabajaba lo más rápido que podía, archivaba los papeles que el jefe le dejo encima de su escritorio, se apresuraba mucho, pues no quería llegar tarde a la primera navidad con su esposa.

Sentado tras ese escritorio de madera gastada en la víspera de navidad. Estaba entretenido en su labor sin hacer caso a nadie, solo estaba concentrado en esos papeles, su meta era terminar lo mas pronto posible.

—Qué suerte... —Habla de mala gana su vecino de escritorio: Hans un hombre pelirrojo de largas patillas y mirada verde venenosa —Tu pasaras una grandiosa navidad con una hermosa esposa... —Dicho ello, rodó los ojos e imaginando la dichosa imagen de su compañero con su bella esposa rubia. Los únicos que tal vez lo esperarían en casa serían sus hermanos y sus padres. No a tenido suerte en el amor, así que ninguna hermosa mujer lo recibiría a él con mimos.

No pudo evitar sentir la envidia a flor de piel.

Jack por alguna razón le prestó un poco de su atención apartando la vista de los papeles, solo para fijarla al frente. Su azulada mirada brillo de dicha. Si, él también se imaginó esa perfecta imagen de él con su esposa y a sus alrededores toda su enorme familia amorosa sonriente y alegre entonando un lindo villancico.

—Si... —Suspiró mirando a la nada —Soy un tipo con mucha suerte —Se limito a decir para reanudar con la misma energía su trabajo.

Hans frunció el ceño y rodó los ojos con desagrado.

Suerte, pensó el ojiverde refunfuñando. Hasta que llego una brillante idea a su pelirroja cabeza. No iba a irse así nada más tan fácil.

Se levanto de su lugar con su trabajo en mano: un bonche de hojas igual que el de Frost o posiblemente más. Y actuando de forma "natural", al pasar por el escritorio de Jack con una sonrisa maliciosa y en un astuto movimiento le dejo sus papeles al peliblanco encima de su escritorio. Mientras tanto, Jack estaba muy concentrado en sus propios papeles como para tan siquiera voltearlo a ver, ni siquiera sintió la brisa de los papeles al caer en la mesa.

Ya con su travesura realizada, Hans se fue a la fuga diciendo a su jefe que ya había terminado su trabajo cuando en realidad no había hecho ni lo más mínimo, nada.

Pasaron las horas y al fin Jack término con su trabajo. Se levanto de su silla, coloco ambas palmas en su espalda flexionando los codos y curveándose un poco hizo tronar su espalda. Estaba agotado, pero tendría su recompensa al llegar a casa, todo esfuerzo vale la pena. Seguido, tomo su abrigo de la parte trasera de su silla dispuesto a irse, hasta que llego su jefe a impedir aquello.

—¿A dónde cree que va Señor Frost? —Le inquirió su jefa. Una mujer de piel morena y cabello negro con unos bonitos rulos, asimilando a los de su mejor amiga Merida.

—Ya terminé mi trabajo, señorita —Contesta Jack con un tono sumamente cortés, al tiempo que se colocaba el abrigo.

Su jefa frunce el ceño expresando su confusión —Pero, ahí tienes más papeles —Le señala el montón de papeles en la esquina de su escritorio con un semblante curioso.