Nuestra historia narra la vida de Lan Showdown y Alice Clocktown, dos niños que por cosas de la vida, sus mundos van a dar un giro, como si de una piedra bajando una montaña se tratase. Lan era un niño de 8 años, de cabellera café oscura que le llegaba hasta los hombros, ojos color violeta y piel clara, camiseta de color verde de mangas largas y un pantalón de color morado. El solía ser un chico muy amable, querido por todos, tenía muchos amigos y era de esas personas amables y consideradas que siempre estaban ahí cuando las necesitas, ayudaba a los demás a la menor sugerencia o ya de plano, por voluntad propia, quería a todos su seres cercanos y amigos, pero mas que nada, Lan siempre estaba feliz de ver y pasar tiempo con Alice Clocktown. Alice era una niña de 6 años, pelo corto rosa claro, ojos color violeta y piel del mismo color del chico antes mencionado, vestía un vestido largo del mismo color de su pelo con detalles naranja pálido, unas medias moradas y un moño de color rojo escarlata. Ella era de esas niñas que saben defenderse por su cuenta, que se dan a respetar y también no muestran mucho su lado femenino, lo cual hacia con todo chico que se le acercaba, siempre era cortante, fría, y muy grosera, salvo una única persona en su vida con la excepción de sus padres, quien no era nada mas y nada menos que el pequeño Lan.
Aunque el no lo sabía, ella se comportaba de ese modo a su alrededor porque la pequeña sentía una atracción increíblemente afectuosa, pero al ser una niña ruda, no podía comportarse tampoco de una manera melosa o dulce con el, solo se limitaba a hacer pequeños cumplidos, muy minuciosos o disfrazados de burlas para ocultar sus sentimientos, siempre fue así con el desde que lo conoció cuando eran prácticamente unos recién nacidos.
Los pequeños niños mantenían su amistad muy feliz y tranquila, además de ser bastante fuerte e inquebrantable, como si nada o nadie en el mundo los pudiera separar, eran como uña y carne. Sin embargo un día, los padres de la niña le dieron la terrible, y fatídica noticia que deberían mudarse ya que a su padre lo habían reubicado fuera de la cuidad, dejándolo solo con la decisión de mudarse u olvidarse de su empleo, el cual era bien pagado, sin olvidar que esos momentos eran tiempos de crisis. La chica preocupada no pudo convencer a su padre de intentar buscar uno que fuera en la ciudad, intentó por todos los medios pero nada funcionó, ella estaba muy triste y desanimada de saber que debería abandonar a Lan, el mejor amigo que jamás pudo tener y el cual ama con todo el el corazón.
El día de la mudanza había llegado, pasaron 2 semanas pero para los niños, esto fue mas corto que nunca, justo cuando estaban metiendo la ultima caja dentro del camión de mudanza, el padre de Alice le dio la idea de llevar a Lan a un lugar apartado para hacer su despedida algo mas personal, ella tomó en cuenta esta idea y se llevó a Lan hacia un pequeño parque en el que ambos pasaban sus fines de semana jugando. Alice y Lan se sentaron en los columpios del parque mirando al horizonte, ambos estaban tan deprimidos por la separación que no sabían que decir o hacer.
''Así que....te vas a ir eh?'' -Dijo el pobre Lan con un tono lúgubre y depresivo en su voz- ''No pensé que esto podría pasar un día hehe....he...''
''Si bueno, era algo inevitable, Papá hizo lo mejor que pudo para que pudiéramos quedarnos pero....bueno, esa tonta empresa no nos quería dejar aquí, lastima por ti que vas a perder a tu amiga mas valiosa, ajaja'' - Alice intentó animar el ambiente queriendo hacer una pequeña burla del tema, pero Lan no parecería estar prestando atención- '' hey que te pasa?, fue un chiste Lanny...''
''Si....si....uno muy bueno....'' - respondería Lan con la voz entre cortada, dejando salir muchísimas lagrimas de sus ojos intentando no hacer un gran escandalo con su llanto-
Al ver el rostro de Lan, Alice simplemente le dio un fuerte y cálido abrazo aguantando las lagrimas, causando que Lan comenzara a llorar más y a dejar salir casi gritos de lo triste que estaba, cosa que terminó por romper a Alice y hacerla estallar en llanto también. Los padres de ambos niños oyeron el llanto de sus hijos, sintiendo un profundo dolor por lo que estaban pasando los pequeños. Algunos vecinos salieron a reclamar el escandalo, pero los padres les explicaron la situación y los calmaron para que no se alarmaran, los vecinos lo dejaron pasar ya que, pese a ser muy molesto, solo eran unos niños y esta separación era algo muy doloroso para ellos. Tras unos minutos, ambos se calmaron completamente, Lan suspiró y tomando la mano de Alice sonrió como siempre lo había hecho.