Capítulo Único

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Levi llevaba mucho tiempo buscando, no sabía que era pero en su interior sentía que anhelaba algo con todas sus fuerzas, mientras los años pasaban ese sentimiento se hacía más constante en su vida, un vacío que iba creciendo en su pecho cada vez más.

No entendía a qué se debía todo esto, a solo dos días para cumplir los treinta, este sentir se le hacía de lo más fastidioso, era lo único que lo descolocaba de su monótona y pulcra vida, no necesitaba esta ansiedad fantasmal que lo sumía a una búsqueda inconclusa, hace mucho tiempo que había perdido las esperanzas de encontrar aquello de anhelaba su corazón con todas sus fuerzas.

- Deja de fruncir ese ceño, te saldrán arrugas - habló Hanji, entrando a su oficina.

Levi le miró molesto, jamás entendería como ella, siendo una mujer desordenada en extremo, podía hacer pulcramente el trabajo en la empresa; además de haber conseguido hacerse su amiga, cuando a nadie en la compañía, le hubo adjudicado tal honor.

- ¿Qué quieres ahora? - preguntó malhumorado.

- Erwin quiere saber si asistirás a la fiesta de la empresa este año - respondió Hanji.

- No me han dejado otra opción ¿no? - espetó, mirando mal a su amiga - Aunque no esperen que interactúe con alguien.

- Aun no entiendo cómo puedes tener locas a todas por aquí - comentó Hanji - con lo amargado y malhumorado que eres...

- Ellas solo ven lo que quieren ver, no más allá de mi apariencia, no me conocen, y nunca lo harán - contestó Levi - Creo que eso, ya deberías saberlo.

Levi hace mucho se había declarado abiertamente homosexual, y a pesar de saber eso en la oficina, muchas creían, erróneamente, que podrían ayudar Levi a "volver al carril correcto", pobres ilusas.

Hanji solo salió de la oficina, sonriendo como siempre, ella sabía el sentir de Levi, y lo que era tener la mirada de casi todo el plantel femenino - con excepción de ella - observando cada paso que daba; lo peor era que ni siquiera las alentaba, pero como había dicho Levi, solo veían el atractivo y el éxito que derrochaba su amigo, más allá de la persona en sí; rogaba para que algún día, pudiera encontrar aquello que constantemente anhelaba.

Por su parte, el empresario dejó de trabajar un momento, otra vez se le venían a la cabeza un par de gemas verdes, y un cabello castaño. Llevaba la semana completa soñando con esos ojos, y no le hallaba explicación, jamás había visto ojos como aquellos, y eso le inquietaba bastante ¿Qué significaba el sueño?

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Eren Jeager, de dieciocho años, caminaba por las calles de la ciudad, perdido en sus pensamientos; acababa de romper con su novia a vísperas de las fiestas, no es como si le importara, secretamente se sentía aliviado de ello, ya que por más que trató, no pudo poner el cien por ciento en la relación. Algo continuo en su vida, desde la primera relación que tuvo, no importaba si era hombre o mujer, nunca consiguió lo que inconscientemente pedía.

Siempre pensando, siempre anhelando, siempre queriendo poder experimentar el amor que en los libros se plasmaba, pero nunca encontrándolo.

- Eres joven - le había dicho su amigo Armin - Estoy seguro de que algún día encontraras aquello que estás buscando.

Suspiró cansado llevaba horas dando vueltas por la ciudad recorriéndola, y viendo a miles de parejas felices caminando por todas partes.

Sintió su celular vibrar, y sin ver quien era, contestó.

- Christa vino a traer todas las cosas que le has regalado - escuchó la voz de su media hermana, Mikasa.

- Sabia que haría algo como eso - Eren volvió a suspirar - Déjalas en mi habitación, en treinta minutos estoy en casa - dijo y Mikasa colgó.

Vísperas para un MilagroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora