única parte

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24 de Diciembre, 2017 (11:40pm)

-Listo.- el chico sonrió, observando la pequeña caja de regalo que tenía sobre el escritorio y sintiendo millones de emociones en su ser con solo pensar que aquél regalo será entregado a Jimin. Suspiró profundamente, no pudiendo contener la gran sonrisa en sus labios.

Jungkook estaba completamente enamorado de Jimin. Su voz, sus labios, sus pequeños y rasgados ojos, su preciosa sonrisa, su linda y curvada nariz, su mirada tierna e intensa y la manera en que su cabello caía delicadamente sobre la frente de éste; tenían al menor caído ante sus pies. Pero sin embargo, el rubio no sabía absolutamente nada sobre esto. Jungkook tenía miedo, miedo de ser rechazado y ser destrozado por dentro. Quería ir y simplemente expresar sus sentimientos, decirle todo lo que más atesora en su corazón, antes de que sea tarde; Jimin se iría del país para siempre.

«-Jungkook, debo decirte algo importante.- el mayor se acercó al pelinegro; su voz se escuchaba algo triste, algo que preocupó a Jungkook de inmediato.

-¿Pasó algo?, ¿Estás Entristecido? Puedo ayuda-

-Me iré de Corea.

El menor sintió su corazón caer al suelo al escuchar esa pequeña pero triste noticia. Un pequeño nudo comprimía la garganta del joven de cabellera oscura; dió un largo respiro, intentando no verse abatido ante tal aviso.

-¡N-no te pongas triste!, No te dejaré de hablar, estaré contigo en todo momento, aunque no en persona.- Jimin notó que los ojos de Jungkook comenzaron a lagrimear, abrazándole con fuerza y acariciando su cabello con delicadeza.

Pero el verdadero miedo de Jeon era que alguien más se enamorara de la hermosa persona que era Park Jimin, y que este, enamore al rubio sin antes poder confesarar sus emociones

Dió una última mirada al pequeño obsequio, sintiendo algo de pesar en su pecho; no sabía exactamente el porqué, pero un sentimiento de angustia recorría por todo su cuerpo.

«—Me iré el 24 de este mes, a las 1:30am. Así que... Espero que nos veamos y nos despedimos a tiempo.— sonrió hasta que sus ojitos se cerraran, mientras sus mejillas se teñían de un color carmesí.»

Mierda.— soltó, viendo la hora en reloj y desesperándose al notar que faltaban solo quince minutos para que sea 25. Tomó un abrigo con rapidez, guardando el pequeño y preciado regalo y corriendo por la puerta, en busca de Jimin.

.

Después de haber corrido por cinco minutos, miró a lo lejos una cabellera rubia que veía el cielo mientras pequeñas partículas de nieve caía suavemente sobre su cabello. Jungkook se detuvo, tomando aire y caminando con lentitud hacia el mayor.

—Jimin...— dijo en bajo. El rubio lo volteó a ver, sorprendido al ver el menor justamente ahí, frente a él.

—¿Jungkook?— preguntó en cuanto sus miradas se conectaron. El pelinegro sintió un hormigueo en el abdomen.

—Yo... Tengo que decirte algo.— soltó, sintiendo los nervios a flor de piel y sus manos humedecerse por la misma. Jimin lo miró algo confundido pero curioso a la vez; se posicionó justo frente a él, sacudiendo tiernamente su cabello y manteniendo nuevamente su mirada sobre Jungkook.

—Adelante, te escucho.— sonrió. Jungkook respiró con profundidad, buscando todas las palabras que su corazón quería decir. Un mar de sentimientos sacudió su ser; estaba ansioso de decirle todo, absolutamente todo y por fin, después de tanto tiempo, tenía la oportunidad y no la iba a perder por nada.

—Mira. Yo...— chasqueó la lengua, riendo tímidamente.— No sé por dónde empezar.— rascó con nerviosismo su nuca, intentando pensar en cómo se lo diría.— Tu me gustas, Jimin.

El mayor lo miró algo asombrado ante aquellas palabras; sus mejillas se ruborizaron al instante. Asintió con una sonrisa, esperando lo demás que el pelinegro iba a decir.

—Quiero decirte todo,
las palabras que nunca pude decir la primera vez, la primera vez que sentí tantas emociones por ti. Todo lo que que guardo en mi corazón y todo el amor que te tengo.— carraspeó; los nervios y el frío hacía que éste temblara.— Jimin, tu sonrisa me cautivó por completo la primera vez que lo vi. Esa sonrisa me dió la felicidad que necesitaba, ¿Sabías?— Jimin sonrió, no podía evitarlo.— Entonces pensé, que quería proteger esa sonrisa aunque me cueste la vida. Sé que exagero, pero dicen que debes proteger eso que te hace feliz, ¿No? Yo quiero que esa sonrisa permanezca en tu rostro por siempre, sea o no para mí, quiero verte sonreír, quiero verte feliz, Jimin.— se arrodilló frente a él, teniendo la pequeña caja en sus manos. El mayor sintió sus ojos humedecerse al escuchar aquellas preciosas palabras del menor. Sentía un fuerte nudo en su garganta; no por tristeza, sino por felicidad.

—Quiero ser la razón de esa sonrisa.— las primeras lágrimas brotaron de los ojos de Jimin. Éste río suavemente, limpiando las gotas que resbalaban cada vez más por sus mejillas.

—Jungkook, bast—

—Quiero tocar tu corazón y cuidarlo, quiero tomar tus pequeñas manos y sentir aquél calor que brindan y quiero escuchar tu preciosa voz por toda mi vida. Quiero ser la persona que te de la felicidad que tanto mereces.— tragó saliva, viendo el suelo y alzando el pequeño obsequio. La abrió, dejando a la vista del rubio lo que había dentro.— Así que... ¿Quieres ser la persona que me acompañe por siempre?

Jimin soltó una pequeña risita, limpiando nuevamente las lágrimas de felicidad que resbalaban con más fuerza y viendo a Jungkook con sus ojos llenos de amor.

—Si, Kookie. Si si si si.— asintió varias veces, tirando sus rodillas al suelo y abrazando con fuerza al pelinegro. Un fuerte sentimiento recorrió en ambos; se quedaron por unos minutos en esa posición, conservando aquel calor y unión que sus corazones mantenían.

Ambos se separaron, poniéndose de pie y viendo el mar que sostenían sus ojos. Jungkook tomó la pequeña cadena en sus manos, caminando detrás de Jimin y colocándola delicadamente sobre su cuello. Al ponérsela, el menor regresó a su lugar, observando como el collar caía sobre su pecho y como sus iniciales estaban escritas en el oro. Jimin tomó el otro collar de la pequeña caja, poniéndolo en el cuello del pelinegro para después, abrazarse con tanta fuerza, cariño y ternura a la vez. El rubio hundió su rostro en el hombro del menor, sintiendo un hueco de felicidad en su corazón al igual que el joven de cabello oscuro.

(12:00am)

—Feliz navidad, Jimin.— susurró, escuchando el sonido de los juegos artificiales y sintiendo el suave viento pegar sus cuerpos.

***

;winter @ ננк+ρנмDonde viven las historias. Descúbrelo ahora