Ese hechicero malvado tenía un compañero, era más alto y feo, era moreno pero tenía una bonita sonrisa, tal vez por eso los demás habitantes le hacían caso.
Los enormes calabozos eran resguardados por un dragón feo y negro, tenía unos grandes dientes y tiraba mucha baba. A los demás habitantes les daba miedo.
Quizás por eso algunos no regresaban.