la venda de los ojos

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Pov lisa

Llevaba casi seis meses organizando mi boda con  Jackson wang, nos conocimos cuando estábamos en la universidad el en la carrera de medicina y yo en leyes. En ese tiempo salía con una chica muy linda llamada joy, no era nada formal solo teníamos sexo ocasional para relajarnos después de la semana de exámenes, hasta que apareció Jackson y me deslumbró con esa sonrisa de portada de revista y esa amabilidad que por alguna razón a mi me volvía loca.

Poco a poco fui sediendo a sus encantos hasta que un día me volví su novia y ocho años después estaba a punto del un colapso nervioso gracias a la maldita boda ¡¿por qué tuvo que rentar una helicóptero y hacer todo un show para pedirme matrimonio?! Estábamos tan bien viviendo sin compromiso y siendo felices sin necesidad de estresarme por planear una boda y no era porque no me quisiera  casar, pero desde que dije si,a mi vida llegaron dos personas a hacerme la vida un poco más difícil y estoy hablando de mi mamá y mi suegra o como últimamente les digo estrés y ansiedad.

Tal vez sea un poco exagerado de mi parte pero ese par de mujeres me han ocasionado tres ataques de ansiedad en los últimos seis meses y aunque a veces me da ganas de mandar todo a la mierda recuerdo las lágrimas en los ojos de Jackson al pedirme que me casara con el y todo el estrés se me olvida.

Faltaban cinco días para que todo este estrés terminara,por fin descansaría de todo este caos llamado complacer a mi mamá y mi suegra y seria feliz con mi futuro esposo. Gracias al universo o a lo sea que me mandó la buena suerte o que simplemente hoy estres y ansiedad tenían la reunión semanal con sus amigas para tomar el té yo no tenía que hacer nada con ellas. ¡Bendito sea el chisme y su habilidad de mover masas! Gracias a eso decidí salir   temprano de la oficina, relajarme un poco. Le dije a mi secretaria que cancelara algunas juntas y hablé un rato con mi padre porque era el más sensato de todo este lío. Ya que tenía todo listo dejé la oficina al medio día y fui al supermercado a comprar los ingredientes para hacer lasagna, el platillo favorito de Jackson. Hoy quería sorprenderlo y pasar un buen rato viendo una película, el saldría más temprano del hospital y para cuando lleguera a casa ya tendría todo listo y nos relajariamos un rato en la bañera.

Iba en mi propio mundo pensando en mis compromisos del siguiente día que no me di cuenta como llegué al estacionamiento y tomé el ascensor, ahora las puertas de este estaban abiertas y  hasta que no me topé de frente con mi agradable vecina del 23 no me di cuenta que estaba impidiendo que las puertas se cerraran. Me aparté rápidamente de las puertas dándole una sonrisa.

-Vecina que raro verla tan temprano- me  dijo la castaña con esa sonrisa que le hacía achicar los ojos, eran las 12 del día y aún se encontraba  en pijamas y con cara de apenas haberse levantado de la cama, seguramente iba a Starbucks por su café y no es que la espiara pero hacia lo mismo los fines de de semana y aunque hoy era lunes y era algo extraño para mi  era común verla con su pijama de algún personaje de disney y sus pantuflas de los marcianitos de toy story

-salí temprano- contesté sin quitar la sonrisa de mis labios

-Nos vemos Lisa- se despidió apretando el botón del ascensor, esperando a que las puertas se abrieran

-Nos vemos jennie- contesté -¡oye! no te olvides que el miércoles es la cena del ensayo de mi boda- le recordé,no quería que mis vecinos faltaran y menos jennie que aunque tenía dos años  de mudarse al edificio le parecía una linda persona.

-lo tengo apuntado- me guiñó el ojo y por alguna razón me sonroje, ella se comenzó a reír, las puertas se cerraron y la perdí de vista.

Jennie era una mujer un tanto misteriosa y a mi me intrigaba mucho. Nunca le había visto algún interés amoroso aunque de seguro tenía miles porque  la chica era muy hermosa y estaba segura que sus estándares deberían ser altos porque para mi era un once al cuadrado en mi escala de belleza femenina.
Alguna vez le quise preguntar sobre su vida sentimental pero como solo nos saludabamos cuando nos cruzabamos en el elevador, saliendo del departamento o cuando había junta de vecinos mejor me limité a sonreírle  aunque mi intriga quisiera más información de la que pude investigar, sabía que era maestra en una universidad y que ya tenía unos 6 años viviendo en New York.

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