La nieve crujía bajo mis pies. Hacía años que no nevaba y, justamente aquel día de invierno, las nubes se habían acumulado en el cielo desatando aquella tormenta. "Mierda, mierda, mierda", era lo único que podía pensar mientras notaba como el frío calaba en mis huesos y los zapatos se me empapaban. "Estúpida y jodida cuatro ojos". Hacía días que el cielo había adquirido un tono extraño. Aún así, la puñetera Hanji me había mandado justamente hoy a buscar un jodido paquete que aún no había llegado al pueblo. "No pasará nada, Levi. Anda, hazme el favor y ve tú, ¿sí? Será un momento" dijo. "Mentirosa". Así que aquí estaba, volviendo al cuartel de la legión, medio muerto de frío y con unos zapatos de piel que irían directos a la basura. "Te odio, cuatro ojos".
Encogí más los hombros, si aquello era posible, mientras continuaba andando. Atravesar el bosque era el camino más rápido para llegar al cuartel, siempre y cuando no te pillara una ventisca. "De acuerdo, no hay una ventisca. Pero estoy sucio y me jode". Mi aliento se manifestaba en forma de vaho a cada exhalación. Todo el paisaje de mi alrededor era blanco. El suelo, ayer cubierto de hierba, ahora estaba cubierto de nieve; los árboles tenían los troncos marrones y las copas blancas; y el aire tenía una tonalidad blanquecina. "No veo una mierda". Me paré un momento intentando situarme. No estaba seguro de si me había desviado del camino. "Tendría que haberme quedado en el puñetero pueblo, en una habitación calentita con mantas y un buen baño". Suspiré resignado.
Oí un leve ruido, no muy lejano. Alguien chilló y luego advertí un sonido sordo, como el de un peso cayendo encima de la nieve. Corrí hacia el origen del ruido y, al llegar, encontré una silueta femenina empapada de nieve que se frotaba el trasero para apaciguar su dolor. Llevaba un abrigo rojo y tenía el pelo negro con motas blancas. "Debe haber resbalado y se ha manchado de nieve", me figuré. Luego me acerqué a ella por detrás.
—Oye, ¿estás bien? —Me paré enfrente de ella y le tendí la mano. Entonces la reconocí—. ¿Ackerman? ¿Qué coño haces aquí, mocosa? —Me crucé de brazos esperando una explicación.
—¿Ah? —Mikasa me miró molesta—. O sea que si soy una damisela en apuros, se preocupa por mí. Pero si soy la mocosa, no importo.
Se sacudió la nieve que tenía encima del abrigo rojo mientras murmuraba enfadada: "estúpido enano".
Parpadeé un par de veces sin saber muy bien cómo tomarme aquello. No parecía dispuesta a levantarse, así que volví a tenderle la mano. Mikasa me la apartó con el dorso de la suya.
—Váyase. No soy una damisela en apuros que necesite ayuda. —Miró hacia un punto infinito a su lado.
—Como quieras. —Di media vuelta y comencé a marcharme.
Miré hacia atrás mientras me alejaba para observar a la mocosa. Se agarró al árbol y se levantó tambaleándose. Dio medio paso y por poco no vuelve al suelo. Me resigné y volví a buscarla.
—Bonitos zapatos —le comenté mientras miraba sus bailarinas de suela resbaladiza—. El mejor calzado que podría llevar una damisela en apuros para un día de nieve. —Le ofrecí la mano, por tercera vez en aquel día.
—Ya —esta vez Mikasa aceptó la ayuda—, aunque usted tampoco ha acertado mucho —se acercó cogiéndome el brazo con la otra mano libre—. Gracias.
—De nada, mocosa. —Le sacudí suavemente el pelo para quitarle la nieve—. ¿Qué hacías aquí?
—Fui a comprar al pueblo. —Cogió un bolso que había en el suelo, le quitó la nieve y se aferró con ambas manos a mi brazo para no caerse—. Viajaba con caballo pero, al volver, unos niños se cruzaron en mi camino, di un tirón a las riendas y el animal acabó con una pata herida. Entonces tuve que pagar una cuadra para que se ocupara de su recuperación y decidí volver al cuartel a pie. A mitad del camino —Mikasa miró sus zapatos— supe que tardaría en llegar. Por decirlo de algún modo.
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Nieve candente [Levi Mikasa]
FanfictionEl 25 de diciembre Levi es enviado a buscar un paquete en el pueblo próximo al cuartel de la legión. Sin embargo, aquel día está nevando y, durante la vuelta al cuartel, se encuentra con una damisela en apuros que necesita la ayuda de un caballero...