Parte única

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El soldado de la reina

Al principio, cuando no llega ningún mensajero con nuevas noticias sobre el estado de la guerra, la gente del pueblo no se muestra preocupa, pensando que con las últimas lluvias su viaje se vería retrasado, pero cuando pasa un mes se comienza a ver el nerviosismo en los aldeanos, impacientes por saber lo que a pasado con los soldados que se enlistaron para ir en la guerra con el reino de occidente.

La reina Atsushi trata de mantener todo en control, afirmándole a todo aldeano que se acerca angustiado que pase lo que pase, pronto llegaran noticias.

Pasan dos meses más antes de que lleguen.

Un mensajero llega con las ropas destruidas, llenas de sangres, andando a tropezones a la sala de trono, provocando un grito de asombro y de terror por parte iguales en la corte. La reina Atsushi salta de su trono y va en su ayuda, ordenando que traigan agua de inmediato.     

-Mi reina…el rey…el rey…el soldado...-murmuraba el mensajero casi en un estado de locura, solo después de tomar un trago de agua y de calmar sus respiraciones logra que sus palabras se entendieran, y aun así son dicha por una voz tan ronca  que por un momento nadie sabe si a escuchado bien-. Mi reina, el rey a muerto.

Toda la corte se queda en silencio luego de estas palabras, nadie se atreve a hablar, todos esperando una reacción por parte de la reina.

Atsushi no se rompe a llorar ni se queda mirando a la nada en un estado de estupor, simplemente le pregunta como a muerto el rey.

-A sido asesinado por…su soldado –antes esta declaración las voces vuelven, toda la corte está gritando, algunos incrédulos y otros asombrados “El soldado de la reina a matado al rey”, “El rey a muerto a manos del soldado de la reina”, “El soldado siempre daba miedo, no me sorprende que haya matado al rey” eran algunas frases que se podía oír entre toda la bulla. Nadie ve la reacción de la reina, quien se ha quedado callado.

El silencio vuelve nuevamente cuando el bibliotecario de Yoko, Kunikida Doppo grita junto con la reina de Yoko, Nakahara Chuuya, quien se acerca preocupado a la reina de Hama.

-Atsushi, Atsushi –lo llama, preocupado por la mirada ausente del peliblanco-, ¡Atsushi!  

-Déjelo su majestad, ahora mismo Atsushi está en un estado de shock –dijo el capitán de la guardia de Yoko, Dazai Osamu, mientras tomaba por los hombros a la reina más joven y lo llevaba a su habitación, seguido de la reina Chuuya.

Sentó a Atsushi en la cama real y lo llamo unas cuantas veces, viendo que no respondía, le pegó una cachetada en la mejilla, haciendo que por fin el peliblanco reaccionara.

-¿Dazai? –preguntó, mirando luego alrededor, viendo al pelirrojo- ¿Chuuya?

-¿Estas bien Atsushi?

-Yo…-murmuro, bajando la vista a sus manos-…Él…¿Él está muerto?

-Lo está.

-…¿Y Akutagawa?

Chuuya no respondió, miró a Dazai, sabiendo que los engranajes de su mente ya había previsto todos los escenario que podían producirse.

-La ley de Hama dicta que el asesino del rey debe pasar por un juicio para que se le declare culpable, si lo encuentran así entonces se fija su sentencia un día después del entierro del rey –Atsushi levanto la mirada de sus manos, en sus ojos había un brillo de incertidumbre-. A Akutagawa lo traerán aquí para hacerle el juicio, luego morirá.

El soldado de la reina Donde viven las historias. Descúbrelo ahora