Capitulo 1

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Sur de Nuevo México, 2023

Evanescence resonaba en los altavoces del Ranger Raider, la nueva oleada de vehículos de policía especialmente construidos para el terreno rugoso del desierto. La roca era suave con el vehículo, debido a la suspensión separada en cada neumático, permitiendo que este cruzara el terreno fácilmente y era también una comodidad calmante cuando se añadía a la música que aporreaba el pulso y fluía por el interior.

La música era vieja, pero encajaba con su humor. Oscuro, lleno de energía y una búsqueda de vida. Pero bajo el latido, Megan Fields podría sentir hilos de la emoción que se entretejían a su alrededor y punzando en su mente. Emociones de los otros, dolor de alguien más. Los talentos empáticos que poseía eran su maldición; el desierto era por lo general su salvación. Hasta ahora. De momento los dos habían logrado de alguna manera no chocar.

La patrulla de desierto nunca era divertida, y sólo en raras ocasiones se hacía peligrosa. Ella lo sabía. Este era el área perfecta para el elemento criminal. Fácilmente cruzada y casi imposible para la ley de patrullarla lo suficientemente, este era el hábitat perfecto para la variedad de carroñeros de dos piernas que se alimentaban de seres humanos inocentes.

Megan Fields no hizo caso a la música que resonaba alrededor de ella mientras se ajustaba las gafas oscuras que protegían sus ojos del sol ardiente y contemplaba la tierra a su alrededor. Completamente, con una mezcla de rojizos, marrón dorados y bronceados más oscuros con chapoteos intermitentes de verde, la tierra parecía vacía, rota y olvidada.
A veces se preguntaba si era la única que podría ver la belleza en la tierra que la rodeaba. Las cavernas escondidas en lugares sombreados, las áreas de esplendor, pequeñas y bien escondidas, cubiertas de hierba. Este era un mundo maravilloso, secreto, entre los matojos y las zarzas que saltaban primero a la vista.
Y si no estaba confundida, parecía tener compañía en su maravilloso mundo del desierto. Podía sentir las sensaciones de perturbación serpenteando, apretando su cráneo y enviando tensión por su cuerpo.
Frenó en el borde de un profundo barranco, sus ojos se estrecharon ante las huellas de neumático que conducían a él. Eran bastante recientes, cortando profundamente en el suelo arenoso, como una herida descuidadamente infligida. Un escalofrío recorrió su carne al verlas, fragmentando la paz que antes la había llenado.

Giró su mirada a la nota situada a través de la pequeña pantalla a la derecha del volante. Había un informe de un excursionista ausente de Carlsbad, varios APBs  y vehículos robados.

Se rascó en lo alto de su nariz pensativamente antes de silenciar la música y de descolgar el micrófono que estaba atado al transistor en su oído.

No podía ignorarlo. La adrenalina palpitaba por ella, aumentando los receptores ya sensibles en su cerebro.

Había algo en el barranco. Algo que podría combatir y que podría encarar sin la presencia de otros. Una posibilidad de reconducir la agitada energía que raramente tenía una salida.

—Control, estoy en el Barranco b-4. Hay signos de paso reciente que se dirigen a él. ¿Tienes una señal de algún vehículo dentro o fuera?
—Negativo, Fields — contestó Lenny Blanchard, técnico oficial de satélite y chico para todo en general con una voz cansina perezosa—. No tenemos ningún movimiento rastreado dentro o fuera en el mes pasado. El GPS muestra sólo tu vehículo.

Ella dio un toque a sus dedos en el volante, con sus labios en un puchero pensativo mientras contemplaba las huellas.

Era bastante habitual que los dueños desconectaran su GPS a menos que quisieran usarlo, aunque fuera muy desaprobado y en ciertas áreas pudiera ir bien. Esta era una de aquellas áreas.

El peligro casi brilló en las ondas de calor que iban a la deriva sobre el vehículo.

Decidiéndose rápidamente, salió del Raider, moviéndose al frente de éste e inclinándose para inspeccionar las huellas de neumático más estrechamente. Estas cortaban profundamente en la tierra, los neumáticos fuera del camino habían dejado una señal distintiva cuando descendieron por la inclinada cuesta al estrecho valle de abajo.

La Marca de MeganDonde viven las historias. Descúbrelo ahora