Mal del sueño

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26/12/17
Martes, México CDMX.

Parecía otro día tranquilo con la delincuencia afloradas.

Av. Doctores 123, Consultorio Psiconormal.

En su consultorio el Dr. Dominic se encontraba en su ventana tomando una taza de café con galletitas, revisando facebook como cualquier persona normal en un día de trabajo.

Cuando tocaron la puerta
—¿buenas doctor?—
Una voz dulce como el café que estaba tomando el doctor, conservado el doctor puesto no habían agendado cita pero con el tiempo de sobra decidió atender al llamado
—adelante, pase, ¿con quien tengo el gusto el día de hoy de platicar?—
El doctor siempre con su buena etiqueta
—Diana doctor, ¿se encuentra ocupado?—
—no para nada, dime, en que puedo ayudarte Diana—
La señorita empezó a platicarle sobre sus problemas, asta que menciono
—Y he tenido sueños extraños—
El doctor se levanta de su asiento y se dirige a un mueble nada fuera de lo común, un librero color negro con unas pequeñas puertas fe vidrio, tomo un libro con encuadernado de cuero con un diseño texturizado sobre unas velas, unas cadenas llamativas lo adornaban de manera espectacular.
—Creo saber lo que tienes Diana, pero esto llevara dos seciones ¿de acuerdo?—
Contesto el Dr. con seriedad, ella lo miro desconcertada y pregunto con tanta amabilidad
—de que es ese libro doctor—
El Dr. Sonriendo le dijo
—un libro con remedios caseros para el mal del sueño, aquí podremos ver que es lo que te perturba y como solucionarlo—
Ojeo un poco el libro y lo cerro con fuerza, diana espantada del cierre del libro se acomodo al fundo se su aciento con una sonrisa forzosamente fingida, el doctor se levanto nuevamente, fue al estante que tenia a un lado de su escritorio, saco un frasco con píldoras blancas, le dio una a la chica Diana y le dijo con tanta confianza
—tomala, esto debería quitarte el mal del sueño— fue a su dispensador de agua, le dio un baso, ella se quedo viendo el baso y la pastilla, las tomo después de dudarlo un rato se levanto de su silla y el doctor le dijo apresurado —cientate por favor, no te vallas a caer— la chica sorprendida se desmallo y callo rendida al sillón en la que estaba sentada, el Dr. con sarcasmo dijo —me van a demandar si se enteran que drogo a la gente— soltó una carcajada simplona, acomodo a la chica en la silla y le puso una manta, pasado los cinco minutos, dio un fuerte trago a su café y se levanto de su asiento, saco de el cajón del escritorio un tarro de dulces, tomo uno y se lo llevo a la boca, cambio a una mirada de ira, odio, decepción, con una brutalidad en la voz pronuncio las siguientes palabras
—ya es hora de que salgas maldito mosco chupa sueños— la chica abre los ojos, como si hilos la levantaran desde su pecho se pone de pie, con una risa simplona le dice al Dr.
—¿y tu quien eres como para llamarme a si?—
vuelve a reír.
El ambiente se sentía pesado una espesa niebla surcaba el suelo de la oficina del doctor, los vidrios se escarchaban de manera rapida, el reloj encima de la puerta se detenía poco a poco, el cuerpo del doctor sacaba humo como si estuviera hirviendo, se enrollo sus cadenas en sus palmas como nudillos, la chica con una voz distorsionada le dirige estas palabras —solo lastimarás a la chica con esas cosas— confiado el mosco chupa sueños y se abalanzó con fiereza al doctor, el doctor solo agacho un poco y con un gancho a la mandíbula de la chica saco volando a quien contenía dentro, un pequeño demonio no mas de un metro de altura, —Como mierda hiciste eso maldito psicologo— furioso el demonio se propuso entrar de nuevo en la chica pero cuando intento entrar lo único que logro fue quemarse la mano, el doctor recorriéndose el cabello y con una mirada asesina, le dijo, —ya es hora de que regreses de donde veniste pequeña criatura inofenciba, el demonio callo sobre un sello en el suelo hecho por el doctor que ni si quiera vio en que momento lo hizo, no podía moverse, —no espera podemos negociarlo, mira te daré fama— espantado el demonio, El doctor con una mirada perdida junto ambos brazos y lo golpeo aplastándolo como si fuera una cucaracha, la chica se despierta y le dice al doctor con una voz gentil —doctor no se que me dio pero me siento extremadamente relajada, creo que la pastilla finciono— el doctor con una sonrisa le dijo —de nada igual el día de mañana vienes para la segunda secion  y podrás dormir placidamente— se dirigió a la puerta y la abrió para la chica, se despide coquetamente y se va, el doctor se diregi a el estante que tiene cerrado y guarda un frasco con con una ecencia color gris, cierra el cajón y se dirige a su asiento con su café y sus galletas, toma su café —uno mas que muerde el polvo— .

El exorpsicologo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora