Hoy tenía ganas de escribir un poema, de esos que te salen y lo sueltas. Esos poemas que tristeza hace belleza y lo triste a veces no parece tan triste . Esos poemas donde dejas los últimos versos para marcarte, definirte... Pero no me deja.
Una parte de mi dice que lo agarre y no lo suelte, que me deje envenenar como si lo necesitase, como si fuera una vieja costumbre.
Otra parte más nueva y pequeña, dice que abandone, que me lance y me recupere por fin, que no me deje engañar y lo deje a un lado, que observe todo aquello que dejé atrás y lo vuelva a traer a mi, pues pensaba que no lo necesitaba... pero en verdad, solo era Él antídoto.
