Abrí los ojos y me encuentré con Ralf a mi lado en un escenario que tardé en entender.
Una habitación del tamaño de mi propia casa, con vestidor, sillones, una cama gigante con un respaldo en madera que llegaba al techo, cocina inclusive.
-¿Donde mierda estamos?- miré a Ralf que movía la cola de un lado a otro.
Me acerqué a la puerta y abrí sigilosamente. Observé un largo pasillo seguido por muchas puertas. Parecía el pasillo de un hotel.
Salí junto con Ralf y corrimos a toda velocidad hasta una apertura donde nos encontramos con tres pasillos idénticos del que veníamos.
-¿Que mierda está pasando?- Sentí que todo mi cuerpo temblaba, me apoyé un momento contra la pared porque sentía que el mundo se caía al suelo. Traté de concentrarme en mi respiración, pero solo sentía las gotitas de sudor cayendo por mi frente.
Logré tranquilizarme un segundo y opté por avanzar por el pasillo de la izquierda, Ralf caminaba despacio detrás de mí, decidí abrir una puerta pero estaba con llave.
Pruebo todas las puertas, una tras otra, algunas dos veces por las dudas y nada, cada vez con más violencia, cada vez con más temor por no encontrar una salida, pero nada. Maldita sea ¿Dónde estaba?
Podía sentir las lágrimas caer por mis mejillas, la respiración cortada y terminé regresando la habitación de rodillas, luchando por no morir en un ataque de pánico.
En la habitación busqué alguna ventana, alguna salida, pero nada. Solo un par de cuadros decoraban la sala y detrás de ellos no había más que pared.
Busqué opciones, si no podía salir sin que me vean, tendría que armarme para cuando fueran por mí.
Recorrí la habitación buscando cosas útiles. Tijeras, agujas, lo que sea. Solo encontré una pequeña lámpara en la mesa de luz, la cual podría lanzar sobre alguna cabeza.
Me quedé allí, temblando, aferrada a la lámpara y con Ralf a mi lado.
¿Será una red de trata? ¿Venta de órganos? ¿Algo así como la película Hostel?
De las tres opciones prefería la venta de órganos... Creo.
Siempre pensé que con tantas películas del estilo alguien iba a crear su propio juego de carnicería humana.
Traté de tomarlo con humor pero mis manos temblaban de forma sobrehumana.
Ralf buscaba una caricia y yo lo abracé tratando de relajar mi cuerpo al contacto con el suyo.
Entonces el pestillo de la puerta se abrió y mi corazón dió un vuelco.
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Rebelión
Teen FictionEstoy atrapada en contra de mi voluntad en medio de una rebelión, por una "causa" que no me corresponde. Pero Marlen cree en esa causa, y mi corazón es de Marlen.