El avión estaba repleto de gente, y un bebé lloraba al lado suyo, en los brazos de una mujer morena (¿por qué todas las latinas le parecían del mismo aspecto?) y Jack intentó poner música de su Mp3, que al parecer, se le había descargado. Puso los ojos en blanco. Hubiese preferido escuchar a esa mierda de Nirvana que le había grabado Anna entre su lista de reproducción, al crío que chillaba junto a él.
Chile. No quería ir a ese lugar. Su abuelo, Santiago Varas, insistía en la belleza de los paisajes sureños, pero para él, todo lo que quedara debajo de Arizona era algo así como una tierra de nadie, o mejor dicho, de unos indios destilando hedores a sudor y tequila. Y no, no le gustaba el tequila.
Pensó en que Sarah lo estaría extrañando en Nueva York, y él tenía que hacer ese maldito viaje, por una maldita madre a la que apenas conoció.
Jack fue criado por sus tíos paternos, los Peterson, en un rancho de Luisiana, y había sido relativamente feliz durante sus veinte años de vida. Nunca le había faltado nada, ni comida ni techo, tampoco palabras de afecto. Su tía era una mujer buena, esforzada y cariñosa con él y sus dos primas. Y con Benny, claro. Pero Benny estaba muerto.
Aún le costaba asimilarlo, por mucho que hayan transcurrido seis años desde ese día. Había sido lo más parecido a un hermano que podría haber tenido. Y juntos, en la bicicleta, habían recorrido el cerro y el borde del acantilado ese mismo día. Él había tropezado, él fue quien debió haber caído por ese acantilado. Pero Benny se lanzó en pos de salvar a su primo, resbalando y cayendo en su lugar. Jack nunca pudo perdonárselo. No sabía cómo los Peterson lo perdonaron a él. Ni cómo sus primas, Evelyn y Myriam, no lo habían dejado de ver como a un hermano menor.
Benny Peterson fue sepultado a sus escasos trece años. Jack tenía catorce.
El avión comenzó a moverse, y el piloto dijo algo en español que el joven no entendió muy bien. Miró el reloj, faltaban dos horas para llegar a la ciudad de Santiago, donde se suponía que un pariente lo estaría recibiendo.
Esperó que supiera hablar inglés. No estaba dispuesto a hacer uso de sus escasas habilidades lingüísticas y las breves enseñanzas de su profesor de castellano en la secundaria.
Ese viaje, probablemente, iba a ser una mierda.
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Hughes
Mystery / ThrillerUn fantasma necesita revelar un secreto, y el único que es capaz de oírlo es un joven norteamericano no muy interesado en las conspiraciones, asesinatos antiguos ni en intrigas que ya pasaron de moda. Sin embargo, hay veces en que no queda otra opci...