❝Hostis amare: Amando al enemigo (Latín)❞
Una civilización donde los seres mitológicos que tantas veces escuchaste en leyendas, conviven día a día, muchas veces siendo amigos, como también enemigos.
Lobos y vampiros, no había odio, pero si desagrado...
En una civilización donde todos esos seres creídos extintos conviven entre ellos, en las penumbras de los bosques, los claros de los ríos, cuevas y montañas, o acogedoras casas situadas en las profundidades de los bosques. Gracias a este mismo han podido continuar con sus vidas aun cuando en un pasado los humanos les dieron caza, frenando en el momento que se dieron cuenta la cantidad de seres que habitaban estos bosques, creyendo innecesario e inhumano asesinarlos cuando hace siglos que no mostraban hostilidad.
Al menos no hacia la raza humana, pues entre ellos siempre hubo, hay y habrá hostilidad.
Ninfas, brujas, lobos, vampiros y muchas más entidades y seres buscaban la paz en sus vidas, pero siempre habría gente, seres, que deseaban acabar con esta paz y que la guerra se desatará.
Siempre hubo un desagrado entendible entre ciertas razas, como lobos y vampiros, siendo estos últimos los causantes de ese desagrado pues su manera de vivir no era algo que los licántropos quisieran en sus manadas. Pero cuando el hijo de uno de los más grandes líderes de los lobos se ve amenazado por quien sabe qué, no hay a quien más que recurrir que a esos chupasangre.
Para Jimin tener que convivir con su enemigo natural no fue agradable, pero era por su bien y por el bien de su familia. A pesar de eso su descontento era bien notado por el líder del clan vampirico, aunque para este el lindo lobo blanco no era más que material para su disfrute.
O así lo veía hasta que ambos aprendieron a convivir y conocerse mejor, incluso a cuidarse entre ellos. Todo gracias a la amenaza latente que había para la manada del lobo y ahora para el clan de vampiros.
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