✖️Mei✖️(~1 año)

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Habían pasado 9 meses desde que...ya sabéis... Mi madre sintió una contracción y mi padre la llevó al hospital, yo estaba pues en el paraíso... No había colegio ni reglas, nada. Solo me quedaba molestando a mi madre dándola patadas. Mi madre tenía que hacer una ampliación, ¡ese espacio era muy pequeño! Y por mucho que digan: "Mira la niña quiere salir", no era por eso, era porque me entraban ganas de hacer kung-fu o porque quería dormir en paz, ellos me daban mucha guerra, y yo se lo daba a ellos. Era justo, ¿no?

En el parto las cosas estaban muy complicadas. Me agarraba porque no quería salir, ¿para qué salir?
Me tuvieron que sacar a la fuerza. Hicieron una cesárea a mi madre para poderme sacar. Lloraba como nunca, quería volver, estaba muy a gusto ahí dentro.

Mi madre me cogió en brazos, me miraba fijamente. Me transmitió una sensación muy incómoda pero agradable... Mi segunda emoción

¿Incómoda?¿Por qué incómoda? Pues me miraba como si fuese un concurso de miradas. Me daba mala espina así que empecé a murmurar que quería ir con mi padre, pero el enfermero me cogió, me llevó a otra habitación y me pasó una toalla por la cara. La toalla estaba muy sucia, así que empecé a llorar porque me hacía tener náuseas. ¿Esto era un truco para que desarrollase mis emociones? Pues si es así lo habia conseguido, mi emoción ahora era pegarle con la toalla, es decir, furia.

De repente mi padre empezó a gritar, el enfermero me dejó en una de las cien cunas y corrió a la habitación donde se hallaba mi padre.

En ese momento solo pensé: menos mal, por fin me dejó en paz.

Estuve un buen rato en la cuna. No sé cuánto tiempo pero se me pasó muy rápido, no había rastro del enfermero así que me acomodé, esto iba para rato.

Vi pasar muy rápido a mi padre cerca de la puerta, parecía que estaba llorando. Una enfermera le perseguía para hablar con él.
Me di la vuelta y me puse a mirar a la puerta, me entraba curiosidad de ver qué pasaba.

Pasó bastante tiempo, lo suficiente como para que me permitieran volver a casa.

Mi padre se veía triste, no sabía por qué, solo podía quedarme viendo.
Mi madre tampoco estaba, quizás se habrá ido a comprar leche.

My LifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora