El diablo en persona

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Quisiera decirte algo
como que nunca,
por ningún motivo,
dejaré de hacer que mis manos se choquen en el bulto de memoria que cargo a mis espaldas por todos tus recuerdos
que no he dejado de escribir porque me gusta hacerte el amor,
y es esta la manera mas parecida que tengo de sentir(te),
de sentir que estoy llena de ti
-o viceversa-
y soy yo en ti.

Quisiera decirte que quizás te mentí aquella noche cuando me reiste entre los labios
y juré
que me habías salvado del infierno
porque tú eras bendición
solo que en vez de brindar paz
emitias un viril fuego.
Mentí porque en ese momento no lo comprendí
y es que tú no eras un ángel,
eres el diablo en persona.
Una tentación relevante que, a veces, parece llevarte hasta el cielo
pero,
despiertas,
-despierto-
y entonces te has ido y nada vuelve a ser normal.
Te lleves el alma en tus dedos y dejas mi futuro
sin una plataforma
flotando en el vacío de la piel de tus muslos,
mujer,
en esa mojada profundidad que era el paraíso de tus piernas
y entonces...
Sí, quisiera decirte algo,
algo como que ahora mis manos te han de extrañar,
como que mi voz ya no es la misma desde que te has ido
y mi garganta
ha estado en pleno paro nacional
porque no hay gemidos que ya expulse
porque,
sin medidas,
se ha esfumado el placer.
Podría decirte algo como que mis labios no han sentido otra lengua entre su piel,
y que mis lágrimas
ya no están en su lugar.
Podría decirte que te espero en el infierno
porque es allí,
mujer,
donde siempre estarás.

Besarte o VersarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora