Nunca admitiría en voz alta que ya nada es igual...que ya me da lo mismo si nos vemos o no, aunque siga odiando la sensación de que a ti también te da igual. Que no tengo una familia, ni amigos, ni nadie que me quiera como yo a el. Que cada lágrima derramada la derramé sola, sin nadie a quien abrazar, y poder decirle lo cansada que estoy...y en el momento en que decidí ser fuerte, en ese mismo momento me quise rendir..pero entonces entendí que ya había sido fuerte mucho tiempo, y aquel momento no fue más que cuando decidí dejarme vencer...por mi misma.