Las luces del árbol de navidad danzan por las paredes, dejando pequeñas gotas de color por la blanca sala de estar.
Ariana Brandao, o Ari como todos la conocen, espera paciente, como cada niño a que sean las doce en punto para abrir sus regalos.
Le parece extraño que este año sus padres decidieran no salir a convivir, pero ella no tiene nada que decir.
Ari simplemente se sienta frente al árbol, mientras en la última habitación de la casa amarilla en la tercera esquina, sus padres roncan en su inmensa cama.
Escucha los pasos de Fer, su hermano. Fernando Brandao seguro robó galletas y se las comió en el baño, es un buen lugar para comerlas... nadie sospecha.
Fer se sienta junto a su hermana, tan pálido y ojeroso como la última vez que lo vio, mira al árbol que si no es real, huele a pino sin igual.
--- ¿Qué miras?---pregunta Fer.
Ari frunce el ceño juntando sus gruesas cejas como lo hizo al nacer.
---Falta el ángel de mamá.---responde Ari, señalando la copa del árbol, donde el ángel no falta en ninguna navidad.
---Ella se va enojar.---asegura Fer, con cara de malestar.
---No, tú sabes de misterios. Lo vamos a buscar.---al Ari decir eso Fer se puso marcha, se levantó de un salto y sonrió.
---Este es un trabajo para Sherlock Holmes.---dijo refiriéndose a sí mismo.
Su hermana admiraba como él, de la nada sacaba valentía y aventuras emprendía.
Es así como se encaminaron al lugar más sospechoso de la casa, donde las cosas más sucias pasan. La cocina.
Corrieron por el pasillo a la pequeña cocina donde solo veían manazas, peras y una piña.
Arina se tiró al suelo para ver bajo el comedor, mientras Fernando dibujó una sonrisa en una manzana con un marcador.
Ari se levantó y vió la travesura, lo imitó, ya eran dos manzanas, no solo una.Fer hizo un gesto a Ari para que lo siguiera y de puntitas caminaron a la habitación de la abuela. La señora era sospechosa, a veces se acordaba de ti y a veces creía que eras otra persona. Movía la cabeza diciendo "no" de manera continua, ellos creían que ella era una de las sospechosas que más culpa tenía.
Siempre amargada, seguro que saboteaba la navidad.
Y era la única sospechosa en realidad.
La puerta chillaba como una alarma, pero aunque Fer la abrió la abuela ni cuenta se dió.
Ari gateo hasta la entrada, ambos pasaron sin permiso, ni llamada.
Buscaron en las gabetas donde Ari solo vió los calzones de la abuela.
Buscaron debajo de la cama, donde Fer solo encontró las espantosas pantuflas y un pijama.
Quizás estaba en la mesa junto a la cama, pero eso era peligroso, ¿Qué tal y la abuela se despertaba?
El miedo en los ojos de Ari, armó de valor a Fer, se arrodilló junto a la mesita y abrió la gaveta.
Encontró dos botones, una foto de George Clooney y una foto de Ari y Fer arrugada de tanto tocar y ver.
La abuela los quería, de manera extraña y amargada, pero no había duda de que los amaba. Estaban junto a George Clooney, el único ser que la abuela jamás olvidaba.
Ari se rió en silencio, la abuela quizá creía que ese era el abuelo. Fer no hizo ni un ruido, pensó que quizás era un cumplido.
Dejaron todo en su lugar, para que la abuela no fuera a sospechar.Salieron gateando del cuarto y la puerta chillando. Se rieron por lo bajo.
---¿Dónde podemos buscar? ---preguntó Ari con cara de "ya no puedo más".
---El cuarto de trabajo de papá.
Y como dijo Fer, ahí fue donde fueron a parar.
El cuarto de trabajo de papá era el lugar de libros y polvo, donde el inmenso sillón que se hace cama estaba, donde papá dormía cuando mamá se enojaba.
Abrieron la puerta, esta sin ruido dio paso a los niños.
Ari fue directo al escritorio, donde seguro papá podría esconder algo. Aunque él no eran tan sospechoso.
---No creo que papá robara el ángel. Quizá fue Manchita, esa cachorra loca siempre se roba mis zapatillas.-dijo Ari sobre la inmensa silla de trabajo con las manos apoyadas sobre una laptop.
Fer asintió, dándole la razón a su hermana, Manchita era sospechosa, igual que su abuela hacía cosas locas.
---Manchita es pequeña, así que seguro está bajo algún mueble.---dijo Fer, así que ambos se tiraron al suelo, gatearon por todo el cuarto y al final, nada de nada encontraron.Ambos regresaron a la sala de estar, se tiraron en el sillón, decepcionados porque el misterio no resolvían. Ariana se abrazó de Fer, como siempre, peleaban era verdad, pero se amaban como nadie más.
Hermanos son, solo se tienen el uno al otro, sería raro imaginarlos solos.
---Ari debes dormir, a las doce te despertaré para abrir los juguetes.-le dijo Fer.
Ari asintió, suspiró triste al ver la punta del árbol vacía.
---Cantame una canción.---pidió ella, como cada noche a quien a su lado estuviera.
Fer se aclaró la garganta para complacer a su hermana y comenzó a cantar una de esas canciones que inventaba papá:Hay un cielo azul
Hay un mar azul
Pero nada me gusta más
Que tú color de azul
Lo veo en tu mirar
No solo en cielo y mar
Eres sin igual
Ángel de mi hogar
En una nube viajarás
Con pétalos te bañarán
El sol se arrodillará
Al verte al fin llegar
La luna te abrazaráAri abrió sus ojos, se había dormido sin darse cuenta. Se sentó rápidamente, miro la punta del árbol de navidad ¡el ángel de navidad! ¡Ahí estaba! Era magia. Magia.
Miro a su alrededor, pero a Fer no encontró.
No podía creer que se hubiera despertado él y no la llamara.
Tan injusto que abriera sola los regalos.
Corrió por los pasillos, Fer debía aparecer. Corrió por la cocina y dio miradas bajo la mesa.
Abrió la puerta del cuarto de trabajo y nada.
La puerta de la abuela volvió a chillar, pero ahí Fer no se veía.
Muy extraño.
¿Dónde estaba?
Manchita salió de la nada meneando la cola a la puerta de mamá y papá.
Ahí, ahí Fer debía estar.
Ella abrió la puerta campante y se subió a la cama de sus padres.
Fer no estaba.
Saltó para llamar la atención y a sus papás despertó.
Su madre la abrazó y bostezo.
---Mami, no encuentro a Fer.---Se quejó Ari sacando su labio inferior.
Su madre palideció. No pensó que su hija fuera a tener esa reacción.
El escuchar de Fer a su padre despertó, ambos padres se miraron sin saber que decir.
---Mi cielo, Fer no está aquí.---dijo papá.
---Ya lo sé, ¿dónde fue?---insistió Ariana.
---Fer se fue hace un año, cielo.---dijo mamá.
---No. Él estaba aquí conmigo.
---Es normal que extrañes a Fer, todos lo hacemos. Pero no está aquí, Fer murió.---dijo papá.
---¿lo recuerdas?---preguntó mamá.
Claro que Ari lo recordaba. Solo pensaba que era una pesadilla, su pecho de apretó y pequeñas gotas brillantes comenzaron a salir de sus ojos. Claro que recordaba a Fer pálido y ojeroso. Recordaba sostener su mano y que él sufriera. Recordaba como debió despedirse mientras ella le prengunataba: ¿Por qué me dejas sola en navidad?
Sus padres la abrazaron, no solo Ari sentía el dolor tan humano.Su padre la cargó hasta la sala de estar, donde ya eran las doce, donde sus regalos podía tomar.
Miro el árbol de navidad, el ángel de la punta estaba como si nunca hubiera ido a ningún lugar.
O quizá, solo quizá vino en la noche para con Ari jugar.
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La última canción de Noche Buena
General FictionFer y Ari son tan unidos como dos hermanos pueden ser, Fer es el guía, el hermano mayor, quien va detrás de los misterios. Ari es la menor y quien le sigue todos los inventos a Fer. Y esta noche buena solo hay un misterio que Fer quiere resolver: ¿D...