El nacimiento de cada signo

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Aries: Cuando la última gota de lluvia rozaba la tierra ahora infertil de marte, el carnero surgió. Su fogosidad era tal, que evaporó toda posible humedad del planeta rojo, hasta volverlo su hogar.

Tauro: Ya en la tierra, la diosa de la naturaleza, al ver la tierra seca y desolada, decidió darle vida al primer árbol. La semilla se incrustó en la tierra y surgió un pequeño tallo; creció lenta y silenciosamente, hasta poseer un tronco fuerte y estático. Fue allí, en ese instante, desde el momento en el que las raíces se hicieron una con la tierra, cuando Tauro dio su primer aliento de vida.

Géminis: En el espacio, existía un punto de densidad infinita que, en un momento dado, "explota" y con ella, como un flash, nacen todas las partículas de materia que conocemos hoy. En esa explosión, a lo lejos, un onda de aire se escapa, y con ella, Géminis surge de la nada, de la infinita oscuridad que emanaba el comienzo de la vida.

Cáncer: Ha nacido en el seno de la luna, estrictamente con el polvo más delicado de las estrellas, surgió del lado oscuro, dónde el frío azotaba la zona más recóndita del universo.

Leo: Cuando las tinieblas reinaban en el espacio fúnebre y sombrío, una estrella, distinta a otras, nace. Su luz cubrió la periferia de nuestra vía láctea, dando vida en dónde siempre hubo muerte. Allí, en el centro de nuestro astro rey, se manifestaba la esencia del león.

Virgo: Completamente en silencio, sin nada más que el frío aire que se colaba por los orificios de la oscuridad, la tierra sucumbe el nacimiento de la conciencia, su poder se manifiesta por medio del eco y mientras iba perdido intensidad, en la última onda, Virgo aparece, como rocío en el desierto.

Libra: En el planeta del amor, surgió una flor, la más hermosa de ellas. En su interior, el néctar más dulce existió. En su oscura y fría soledad, la flor falleció, el néctar en su interior se desparramó y en un acto irónico del amor, brotó Libra. Para nacer, hubo falta morir.

Escorpio: Ha nacido en el regazo de las sombras, rigurosamente en el fin de la existencia, en dónde la vida parecía desesperanadora, Escorpio surge, como un fénix entre las cenizas.

Sagitario: De la tierra, ya en su máximo esplendor, surge Sagitario, cuando la vida se empezaba a colar en nuestro planeta, allí, en el principio de todo, el trotamundos empieza su recorrido.

Capricornio: En un momento, la tierra se hallaba en caos, no era lo que conocemos, era un planeta, como cualquier otro. De allí, surge Capricornio, de la ausencia de orden, nace nada más y nada menos para darle coherencia a la vida, darle claridad a la existencia.

Acuario: Germina en lo alto del oscuro cielo, lejos, en los confines de la tierra, dónde no habita el ser humano. El sol es el culpable de su nacimiento, su radiación lo transforma en manchas y columnas luminosas tan excéntricas cómo él mismo. Y brilla, como ningún otro jamás podrá hacerlo.

Piscis: Nace irónicamente de algo tan simple, como lo es la risa. Cuando por vez primera el Dios de los mares esbozó una sonrisa, en el cielo, se formaron las más esplendidas estrellas, que le dieron vida a la constelación de Piscis.

Zodiac;Donde viven las historias. Descúbrelo ahora