De cinta adhesiva y muérdagos. [ Changbin x Felix ]

[ ú n i c o ]

Changbin apoyó su cabeza en el frío cristal de la ventana del autobus. Escuchaba el sonido de los vehículos deslizándose por el camino vacío y helado. Siendo así de tarde, Changbin era el único pasajero en dicho bus. A pesar de tener todos los asientos donde elegir, se sentó en la parte de atrás, como usualmente hacía.

Cerró sus ojos con cansancio y suspiró sin emitir sonido alguno. Felix debería haber llegado a casa ya. Casí sonrió ante aquel pensamiento tan reconfortante. La idea de volver a casa a una familiaridad y calidez era todo lo que él necesitaba después de un largo día. Changbin nunca lo admitiría a viva voz, pero amaba derretirse en los brazos de Felix.

Hablando del rey de Roma...

Los ojos de Changbin parpadearon ante el sonido de un suave 'ping' emitido desde su bolsillo. Se movió de tal manera para poder sacar su teléfono de su bolsillo.

Incluso después de todo este tiempo, el nombre que resaltaba en la pantalla de inicio nunca fallaba en hacer su corazón acelerarse.

Lee Felix

¿Cuando vuelves a casa?

Changbin desbloqueó su teléfono para responder.

Seo Changbin

En camino.

El autobus chirrió hasta detenerse frente a un cartel de bus y un pequeño banco a una costado del camino. Al segundo que Changbin bajó en la parada y puso un pie en el concreto, fue engullido por un penetrante aire de invierno. Tan pronto como el bus cerró sus puertas y comenzó a acelerar, Changbin se sintió particularmente solitario.

El mundo estaba silencioso y dormido, ligeramente cubierto por nieve, así como un pastel espolvoreado con azúcar. Changbin llevó su mirada a su teléfono una vez más. Éste le informaba que eran, exactamente, las 3:21 de la madrugada. Estaba sorprendido al darse cuenta de que tenía un mensaje sin leer de parte de Felix.

Lee Felix

Nos vemos pronto, entonces <3

Changbin negó con la cabeza y volvió a guardar su teléfono en su bolsillo. Estúpido emoji de corazón, haciendo que su estómago se revuelva y revolotee.

El camino a casa fue sombrío, completamente distinto a las mañanas de domingo donde Changbin y Felix saldrían a por el desayuno. Incluso cuando llovía y Changbin tenía que llevar un paraguas, el sol parecía estar brillando mientras Felix estuviera cerca. En esos días nublados donde el cielo parecía estar llorando, Changbin tendía a quedar empapado hasta los huesos. El único paraguas que tenían estaba hecho solo para uno, y él no iba a permitir que Felix cogiera un resfriado. Aparte, a él nunca realmente le había molestado la lluvia. Las historias interminables de Felix mientras caminaban a su café favorito, siempre eran las distractoras para el creciente frío en su hombro izquierdo.