Vejación

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Era una noche hermosa dónde dos hombres planeaban uno de los peores crímenes que el ser humano puede cometer.

Un hombre joven y uno mayor.

Uno con una cabellera rubia envidiable y el otro sin un cabello en su lustrosa cabeza.

Los dos eran ricos o lo fueron antes que un hombre en común los sacara de su pedestal.

Era hora de la venganza.

De satisfacer sus deseos frustrados.

Mañana Tony Stark sería suyo. Su cuerpo sería dominado y su alma quebrada.

Con una sonrisa llena de puro sadismo se dirigieron al almacén dónde al final de la noche su pequeño genio estaría encadenado a su merced.

Dos horas después.

Una camioneta entró al almacén para dejar la carga.

— Tratenlo con cuidado, malnacidos.

Obadiah perdía la paciencia.

— Ellos lo harán, Obbie.

— No me llames así o te mato, Killian.

— Uy, qué miedo.

Los peones se apresuraron a dejar al famoso héroe en una cama. Le pusieron las cadenas en brazos y piernas. Salieron como perros asustados porque en el aire se sentía la frustración sexual que pronto caería sobre el cuerpo desmayado. Hasta se sintieron culpables pero trabajo era trabajo.

— Ahí está nuestro bello durmiente.

— Parece que despierta.

Los párpados del genio empezaron a temblar para luego de un minuto abrirse del todo para escanear el lugar pero sus ojos sólo pudieron enfocar a los dos hombres que a cado lado de la cama lo miraban con expresiones repugnantes.

— ¡¿Qué mierda hacen?!

Al tratar de incorporarse las cadenas sonaron captando la atención del castaño.

— Sabía que tenías un fetiche con las cadenas, Killian.

— ¿Qué puedo decir? El sonido que hacen cuándo quieren liberarse es encantador.

— Son unas bestias. Es mejor que me dejen o van a tener a los Vengadores pateando sus traseros.

Los dos hombres lanzaron carcajadas que si el almacén no fuera a prueba de sonidos, éstas se podrían oír a metros de ahí.

— Les recuerdo que yo sólo los he vencido.

— Así es, querido. Por eso vamos a tomar nuestra venganza.

— ¿Qué harán? ¿Golpearme hasta matarme? ¿Meterme metralla? Ya lo han hecho. Y no funcionó.

— Contrario a lo que piensas, somos más inteligentes de lo que crees. Hoy optaremos por un castigo diferente.

— Uno placentero, al menos para nosotros.

Sus miradas compartidas pusieron la piel de gallina de Tony. Sabía que no saldría de éste lugar como ingresó. Perdería algo que tal vez nunca iba a recuperar.

Pensó en Steve. En su hermosa y sincera sonrisa. En lo que tuvieron que pasar para superar lo de CW. Que ahora tenían citas y compartían castos besos. Tony no se había sentido listo de dar todo el paso con el rubio. Creía que nunca lo estaría y aunque se sentía mal sabía que era lo correcto. La confianza una vez rota es difícil de recuperar.

— No soy una quinceañera.

—No, no lo eres.

— No lo soy. Entonces ¿Por qué?

'Vejación y Renacimiento' Donde viven las historias. Descúbrelo ahora