Prólogo.

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La vida no se rige por cuestiones del destino o azar, no existe nada escrito o predicho; se basa en decisiones, en aquellas que tomamos día a día.

O al menos, eso solía creer. Hasta que te conocí. —­o me conociste, aún no sé cómo debería decirlo—.

Ninguna elección me condujo hacia ti, al igual que ninguna de tus decisiones hacia mí. Aun así, allí estábamos, tú y yo, uno frente al otro. Nos encontramos.

Y sí, también supongo que estoy admitiendo que tenías razón. —puedo imaginar tu sonrisa de victoria al enterarte de esto—.

Nunca te lo he mencionado, pero, la verdad, jamás me he preocupado por tener que superarme, o por aspirar a más cosas, como los sueños o metas, que creía nunca iba a alcanzar. Me parecía algo tonto buscar aquella vida perfecta que te intentaba vender la mayoría de las personas, impulsados por discursos inspiracionales y testimonios de la gente dichosa y afortunada.

No. No odiaba mi vida, sencillamente, creía que era más oportuno decidir no ir tras cosas que tienen un alto índice de fallar, a ilusionarme y lanzarme a un acantilado sin saber si el paracaídas que llevo logrará abrirse. De esta manera, podía ahorrarme el dolor de la caída, la desilusión, a la que le seguirían más sentimientos negativos, que, al final del día, terminarían por ser inútiles.

Si podía evitar tomar decisiones que me harían sentir mal. ¿Por qué no hacerlo?

Aunque, claro, yo podía controlar mis decisiones, más no la de los demás, y en lo que respecta a nuestro ciclo de vida, no puedes tomar decisiones sin afectar mínimo a otra persona de una u otra forma, entonces, puede que estés en la cornisa, observando caer día a día a miles de personas; será allí, que cuando menos lo esperes, el traspié de alguien más, te lleve a tambalear, e incluso caer.

Dicho de otra forma, hagas lo que hagas, no podrás evitar sentir el dolor de la caída.

Principalmente, si alguien está ensimismado en verte caer. —volar, según tus palabras—.

Así que, la pregunta es: ¿van a ser tus decisiones las que te hagan dar ese salto o vas a esperar a ser el tropiezo de otra persona?

Y, de acuerdo, tú también tenías razón en ello. No es correcto vivir evitando vivir, valga la redundancia.

Sí, tú solías tener razón sobre innumerables temas, al igual que solías tener elecciones equivocadas. En especial... en la última que hiciste.

También quiero decirte, que al final yo tuve razón en algo, no todo en la vida tendrá un lado bueno.

Y eso está bien.

Así que, en consuelo, te responderé a una pregunta que me hiciste hace tiempo, en una noche, que me enseñaste a apreciar la luna: 

No me arrepiento de haberte encontrado.

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n/a: Bienvenido. ♡



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⏰ Última actualización: Apr 29, 2020 ⏰

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