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Entiendo que mi manera de lidiar con esto no sea la mejor o la más racional, pero en la soledad de mi apartamento, en el ruido de mis pensamientos colisionando unos con otros y mi cuerpo empeñado en sólo encogerse en un pequeño rincón, bajo la oscuridad agobiante, rodeado de tantos recuerdos e ideas que están reunidas en la cocina, el mueble de mi recamara, la ventana junto a la sala y la alfombra de mi comedor, pulverizado por el aroma de lo ausente y derrotado por la memoria ingrata que no me deja olvidar; entre todo ello la idea no sonaba mal, incluso fue algo ilustre. Si cometo este acto de valentía o quizá cobardía ya no hay vuelta atrás...

Ahora de pie, con las rodillas débiles, las manos frías e inquietas y mis labios silenciosos, en la armoniosa oscuridad pintada de estrellas lejanas, con el viento llevándose las hojas de los viejos árboles y llevándose también mi esperanza, pisando el escaso pasto, ya muerto en las suela de mis botas y frente a la luna que es mi único espectador, esta idea es casi ridícula. Puedo suspirar cinco veces más y el frío de mis manos seguirá y el viento no dejará de llevarse las hojas y el pasto seguirá muerto a mis pies.

ChanYeol explica cómo romper rutinas (ChanBaek)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora