Día 1

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Hoy, a las cero horas, estridentes estadillos me despertaron ¡Es año nuevo! Mi hermana me abrazó fuerte - como siempre tan inoportuna, me dije- de inmediato el resto de mi precaria familia se aproximó para hacer lo mismo, refunfuñando les increpé que me hayan despertado. En el fondo de esa trunca escena filial se escuchaba una canción del tipo de música que no pondría en una reunión de amigos, una que evoca siempre y en cualquier lugar el desagradable olor de la cerveza y las fastidiosas discusiones a media noche. Traté de conciliar el sueño nuevamente, no fue difícil a pesar de que el sonido de los fuegos artificiales me recordaban una película que vi hace mucho, acerca de un grupo de huérfanos en medio de una guerra. 

En mi casa nunca me reconocieron precisamente por mi buen humor. Es extraño que en el colegio, lejos de los que más quiero todos me califiquen como la chica más alegre, buena y paciente que conocen... todo lo contrario a la Gabriela con la que me enfrento al espejo del cuarto en el que tendré que vivir de ahora en adelante. Hablando de espejos, cada vez que me encuentro con uno, inevitablemente fijo la vista en la imagen de mi frente maldiciendo la genética que determinó amargarme la existencia con dos enormes protuberancias que acentúan mi mal carácter. No puedo encontrar nada bueno en mi cuerpo: los ojos pequeños y hundidos, los labios delgados, la nariz grande, la piel llena de cicatrices, el cabello negro reseco, mis kilos de más, las uñas cortas... ahora entiendo por qué nadie me quiere. He aprendido a aceptar eso, después de todo, es imposible luchar contra la naturaleza del hombre que se inclina hacia la superficialidad.  

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⏰ Last updated: Jan 02, 2018 ⏰

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Cuenta regresivaWhere stories live. Discover now