Cariño. KookV. (EN EDICIÓN)

Acendrado

Lo nuestro había sido efímero, aún no había empezado y el destino ya lo daba por terminado.

Un mensaje no fue lo que me hizo enamorarme de ti, fueron los miles que escribíamos a diario.

Nos enamoramos de personas que estaban lejos de nuestro tacto, sin importarnos caer en las redes del amor. Pero cariño, estas desde un comienzo ya estaban rotas.

Antes de que lo sintiera, ya se encontraba en el aeropuerto, rezaba discretamente pidiendo a un Dios que no había sido bueno con el que fuera la hora correcta.

Se destrozaría si por un error banal como es llegar tarde lo privara de la oportunidad verlo, a él, la persona con la que volvió a conocer el amor.

Sentía los minutos volverse eternos, el deseo ganándole a su paciencia, podía ver a todas las personas a su alrededor, unas despidiéndose, otras reencontrándose con quienes desean, puede ver la tristeza y el amor en partes iguales. Su vida en esos momentos solo se basaba en ver los rostros de la gente, buscando su rostro, aquel que no le importo ver primero antes de enamorarse.

La gente pasaba y los aviones llegaban, gente le golpeaba el hombro mientras decían una pequeña disculpa antes de concentrarse en su propia vida. Y él seguía parado esperando por una persona que tal vez no conoció nunca. Oh por lo menos no de tacto.

Llega un nuevo avión, lo ve por la gente que sale a montones a través de las puertas y entre ellos se encuentra el.

Ni siquiera se atreve a gritar su nombre o simplemente avanzar. La distancia se acorta gracias a pasos tensos que da la persona que ha esperado por ver.

Hay sonrisas tontas y lágrimas apenas dejándose iluminar. Su vista se vuelve borrosa, pero a pesar de no ver sabe que él ya se encuentra delante suyo.

Que es ligeramente más alto y que en su mirada se encuentra todo el amor que le tiene.

Por fin las lágrimas pueden fluir libremente. Lagrimas que han sido retenidas desde meses con la promesa de este momento.

De poder tocarse por lo menos una vez en sus vidas.