Los planes no planeados suelen ser más interesantes.
De "algo malo" puede resultar "algo peor".
Pero algunas veces uno debe ser optimista.
Puede que de "algo malo" resulte a "algo bastante bueno".
Sólo es cuestión de esperar aquel momento.
...
Cada día en la mañana, el segundo hijo de la familia Asahina era el primero en llegar a la cocina para preparar el desayuno para sus hermanos, era una rutina que por ningún motivo deseaba que alguien o algo evitaran hacerlo. La mala suerte llego un día cuando al despertarse, su cuerpo se sentía bastante cansado y "cortado", sus ojos acumulaban unas cuantas lagrimas y su nariz se encontraba tapada.
— ¿Cómo pude terminar así? — Su voz se escuchaba algo ronca y quebrada, terminando de preguntarse a sí mismo, comenzó a toser por unos segundos. — Lo que faltaba. — Odiaba la suerte que tenía ese día. Quería disfrutar su día libre descansado, pero no quería descansar por estar enfermo. — Debo preparar el desayuno. — Con las pocas energías mañaneras, se sentó en la orilla de la cama, se puso sus pantuflas y se levantó impulsándose con sus dos brazos. Suspiro pesadamente, una acción tan simple le había cansado bastante.
Con mucho esfuerzo y voluntad, llegó a al piso donde se encontraba la cocina. Arrastraba los pies en el suelo, avanzado lentamente al lugar que deseaba llegar. Estando enfrente de las alacenas, tomó su mandil verde preferido dispuesto a usarlo.
— Yo puedo. — Se daba ánimos para iniciar la preparación.
Su "yo puedo" le fue bastante inútil, ya que ni levantar un sartén podía hacer.
— No puedo. — Rindiéndose rápidamente, se dispone a irse a su habitación.
— ¿Ukyo-san? Buenos días. — Saluda la castaña con un poco de desconfianza, desde hace unos minutos había observado al rubio, su actitud parecía distinta. — ¿S-Se siente bien? — Se acerca al rubio de manera lenta. Estando a unos pocos centímetros del rubio, posa uno de sus manos en la frente del mayor, sólo para sentir que hervía en fiebre. — ¡Ukyo-san! — El antes mencionado casi se desmayaba, si no hubiese sido el grito de la castaña, tal vez estaría ya en el suelo.
— ¿Ema? — Observo a la menor, su rostro no mostraba esa linda sonrisa de todas las mañanas que a él le gustaba ver. — Buenos días.
— Nada de buenos días, usted debe estar en su habitación ahora mismo. — Mientras decía esto, buscaba entre sus bolsillos del suéter su celular. — Llamare a Masaomi-san, debe atenderlo.
— Precisamente estaba dispuesto a ir a mi cuarto, sólo que decidí descansar un poco. — Sonreía ligeramente para no preocupar a la menor. — No es necesario que le llames, con descansar será suficiente.
— Lo siento, pero no puedo permitir que alguien de mi familia este en ese estado. — Encontrando su celular, marca el número del hijo mayor de la familia. Cuando es atendida su llamada, le explica la situación del rubio. El pediatra le dice algunas cosas que ella debe hacer para mantener un poco estable "al enfermo", y así su temperatura bajaría un poco. La plática termino cuando el mayor avisa que regresará a casa más tarde. — Bien, Masaomi-san me explicó algunas cosas, pero primero, vamos a su habitación.
...
Ukyo no se había sentido tan avergonzado al ser cuidado de esa manera. Ema lo procuraba como si fuese un niño que nada puede hacer, le daba de comer, lo arropaba y hasta casi quería bañarlo (esto lo evitó obviamente. Aunque no lo admitiera, quería ser bañado por Ema).
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『Fiebre.』[Brothers Conflict - One-shot] (+15)
FanfictionUkyo, de manera repentina, comenzó a tener bastante fiebre y cuerpo cortado, es por esa razón que Ema se encarga de el para cuidarlo en su resfriado. Estando a solas en su habitación, no sólo su alta temperatura corporal es causante por su resfriado...