7 días de locura.

El viejo Halloween

El nuevo Halloween se acercaba y todos ya podían disfrutar de el buen "dulce o truco" que tanto se anhelaba en la calle Sangsflour aunque a decir verdad... Harry era muy indiferente a pedir dulces en aquellos días y siempre se la pasaba en casa de su abuela, lo que más admiraba aquel chico de estar en aquella casa era que podía estar mirando por horas el telescopio que había en la habitación de él segundo piso, todos los días miraba a las personas y niños pasar por las calles con disfraces extravagantes de monstruos que a decir verdad daban miedo pero eran una chorrada al estar puestos por niños con cara de "cagapañales"
Harry en aquel Halloween pasado pudo notar que unos chicos (hombres) de su mismo curso se daban un beso detrás de unas rejillas y al darse cuenta uno le dirigió un ademán con el dedo de en medio mientras el otro le gritaba que dejara de meterse en lo que no.
Pero en aquel viejo Halloween lo que más provocó la atención de Harry fue que en lo más lejano de el bosque se encontraba una cabaña vieja pero esta tenía trozos de papel sobre el tejado, Harry había enfocado el telescopio para mirar mejor y fue ahí cuando vio lo que ocurría en aquel bosque. Arriba de un árbol se encontraba Mec Monrow un chico molesto de su curso y este ajustaba las cámaras para grabar lo que ocurría abajo. Y la cereza del pastel fue que debajo estaban Kurt y Christ (bravucones) los cuales lanzaban huevos y papel de baño a toda la cabaña vieja, reían a carcajadas mientras que una pequeña mancha detrás de la ventana solo miraba, aquella anciana que todos los días regalaba moneditas de chocolate a los niños buenos en Halloween y su cabaña siempre olía a galletas de chocolate, pero aquella noche no la estaba pasando bien, de hecho todo iba mal, el balde donde tenía todas las monedas de chocolate estaba tirado sobre el pastizal y Kurt (el lider del grupo bravucón) le daba un puñado a Christ para que las guardase hasta que después de minutos se alejaron, dejando aquella casa hecha un desastre, la anciana Douglas miró si ya se habían ido y cuando se percató de que ya no había nadie apagó las luces y la casa quedó apagada, de hecho, ya nunca se volvió a prender aquella luz.