Looking For _____ ❀ » Jack Dylan Grazer «

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Un semana antes de que dejara Los Ángeles y toda mi vida anterior para irme a un internado en Seattle, mi madre insistió en hacerme una fiesta de despedida. Me ví más o menos obligado a invitar a todos mis "amigos de la escuela", los cuales, estaba seguro de que no vendrían.

De todas maneras, mi madre preparó una gran cantidad de comida, decoró la sala de nuestra casa con banderines, compro dos docenas de refrescos y los colocó en la mesa.

Cuando llegó ese último viernes, cuando mi equipaje está listo, espero con paciencia a los invitados de la fiesta de despedida de Jack.

Esa fiesta estuvo conformada por exactamente dos personas: April Stone y su novio Connor.

—Hola Jack —dijo April al sentarse

—Hola —contesté

—¿Como te fue en la vacaciones de verano? —preguntó Connor

—Bien. ¿Y a ustedes? —

—Bien —

—Que bien —y con eso terminaron nuestros temas de conversación

Nunca había sido bueno en conversación. Mi mamá sin embargo, podía tener conversación por horas.

—Bueno, solo pasábamos a decirte adiós. Tengo que llevar a April a su casa. Diviértete en el internado — dijo Connor finalmente

—Gracias — contesté, aliviado

Peor que hacer una fiesta a la que no va nadie es hacer una fiesta a la que sólo van dos personas profundamente aburridas.

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El clima era bastante cálido, sin embargo sólo hacía calor afuera.

Esto no me preparo para el calor de Seattle, en el internado Northvale. La camioneta de mis padres estaba a unos metros de mi dormitorio, la habitación 11.

Mamá, papá y yo tardamos unos minutos en vaciar el coche a mi dormitorio sin aire acondicionado.

La habitación era una caja. El lugar parecía más un hospital que el dormitorio de mis fantasías. Una litera sin acabados. Los muebles pegados en las paredes. Y no había aire acondicionado.

—Yo puedo desempacar mamá. Está bien —

—¡Dios! Te vamos a extrañar —nos dimos un abrazo los tres, hacia calor y estábamos muy sudados para que el abrazo durará mucho.

—No hagas nada tonto —dijo mi padre

—Está bien —

—Te quiero —dijeron ambos

—Yo también los quiero. Les hablaré los domingos — había una línea telefónica de monedas cerca de mi habitación

Me abrazaron de nuevo y la despedida termino. Por la ventana los vi tomar el camino alejándose de la escuela.

También observé por todas partes, chicos y chicas abrazándose, sonriendo, caminando juntos.

Aburrido, me senté en el colchón de la cama inferior de la litera. Pensé en las cosas que podrían pasar, personas que podría conocer, y en quién sería mi compañero de cuarto (había recibido una carta unas semanas antes en donde me daban su nombre: Finn Wolfhard, pero sin más información).

Quien quiera que sea ese tal Finn Wolfhard, esperaba que trajera un ventilador superpotente, ya sentía que mi sudor hacia charcos en el colchón, me pareció tan asqueroso que decidí que no era momento de pensar. Era momento para un baño frío.