¡Adiós paraguas!

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En esos días de lluvia ocurrió mi peor oso.

Un día después de clases iba de camino a casa cuando comenzó a llover, por suerte traía el paraguas que mi mamá me obliga cargar, así que lo abrí y me protegí del agua, lo malo fue que también hacía viento, tan fuerte que al pasar frente a la tienda donde se juntan mis vecinos, el aire terminó por arrebatarme el paraguas y yo, en lugar de darlo por perdido, comencé a correr como una loca detrás de él.

Ese día acabé empapada y avergonzada.

~Ana, México

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