Parte I: Distinto

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I

No, no hay nada mejor

que probar un primer beso, y más de ti

veo tantos colores y todos mis sentidos

estallarán de tanto amarte.

Javo siempre dice que la mejor manera de mentir, la más eficiente al menos, es decir la verdad. A medias, adornada, edulcorada a veces, pero siempre haciéndose cargo de la cuestión de fondo. En eso es un experto. Jazmín admira muchas cosas de su compañero de cocina, pero a la hora de compartir un espacio de trabajo, la capacidad de Javo de sacar siempre una excusa cuando las papas queman (o se queman, en todo caso) es uno de los atributos que más aprecia de él.

La sociedad culinaria entre ellos se había forjado casi con la rapidéz de un primer amor adolescente, en definitiva. Desde el momento en que se cruzaron por primera vez en una cocina a altas temperaturas y bajo estricta presión, empezaron a gravitar en la misma frecuencia. Se complementan, en todo caso. Javo es más cerebral, taciturno, siempre pensándolo todo dos veces. Jazmín le impone otro prisma a su vida, otro compás. Por eso aprende tanto de él. Como que mentir, a veces, es necesario para poder decir la verdad. Y viseversa.

- Esto es fácil, Cacho. Lo mirás a los ojos, bien fijo, y le decís "se atrasó el proveedor". No bajes la vista, no cedas, con convicción.

- Pero el proveedor se atrasó 15 minutos, Javier, no es excusa para que el almuerzo no esté hecho...

- ¿Sabés cuál es la mejor manera de mentir? ¿Para zafar, para arreglar una cagada? Decir la verdad, Cacho. Decir la verdad.

Así nació uno de los mantras que Jazmín se repite a diario. En principio, y por principios, Jazmín es una persona honesta. Consigo misma, y con el resto. Pero de vez en cuando hay cosas que no resisten ser confesadas, y ahí es cuando la técnica de Javo entra en juego.

Con Florencia Estrella, por ejemplo, hay severos espacios para perfeccionar el método.

Jazmín cree que Florencia es una de las personas más sinceras que ha conocido jamás, y no necesariamente porque sus síndromes la impulsan constantemente a decir esas cosas que quizás preferiría guardarse, o que podría expresar de otra manera. Flor tiene una cualidad muy única, muy propia: a diferencia de sus hermanas Carla y Lucía, Florencia dice lo que piensa manteniendo la humanidad, poniéndose siempre en el lugar del otro, buscando siempre la salida más empática.

A Jazmín se le llena el pecho de una sensación más que extraña (demasiado parecida al amor) cada vez que Flor hace una pausita, gira su cabeza hacia la derecha, y frunce el ceño dos segundos antes de hacer un comentario. Ahí es cuando Jaz sabe que lo que se viene no es una puteada producto de su cropolalia, o una expresión salida de algún brote de Tourette (no porque estos valgan menos, en todo caso). Es entonces cuando Flor dice lo que dice porque le parece que suma.

No queda mucha gente así, piensa Jaz. Que siempre busque sumar. Que viva intentando ser parte de la solución, en lugar de resignarse a ser el problema. Es una de las cosas más hermosas que Flor tiene (una entre una larga lista que la cocinera viene punteando desde hace rato).

Esos espacios surgen en cualquier momento. Cómo ahora, por ejemplo, cuando están cortando berenjenas para la cena mientras Javo prepara la sopa de tomates que van a ofrecer de entrada y de pronto, después de un breve lapso de cómodo silencio, Flor acomoda los hombros y toma aire.

- ¿El otro día, cuando fuimos al bar ese a bailar... ustedes fueron juntos? - pregunta, casi como de pasada, mientras sigue cortando con lentitud pero con prolijidad las lonjas de berenjena. Javo le echa una mirada a Jazmín que, por alguna extraña razón, le causa las mismas ganas de reírse que de golpearlo muy fuerte en la cara con la tabla de cortar.

puedes hacer un gran nido en mi Universo (hacer lo que quieras conmigo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora