Prólogo.

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6 de mayo de 2003.

Los Ángeles, California.
Estados Unidos.


—Nos vemos mañana, Laura. Descansa.–me despedía de mi compañera de trabajo. Trabajaba en un hospital, en el centro de la ciudad.

—Igual, Anna.– salí del hospital rumbo a mi casa, como todos los días, a la misma hora. 9:30 PM. Lo único malo de salir a esa hora del trabajo, era que para llegar más rápido a casa, tenia que pasar por un callejón muy espeluznante.

Me puse la chaqueta y el gorro, luego me colgué la mochila.

Un frío infernal empezó en el callejón cuando apenas había puesto la punta del pie sobre éste.

Sentí que alguien me miraba, pero también que alguien me tocaba, sentía demasiado miedo en ese momento. Escuché unos pasos, me volteé a ver si era algúna persona, pero no había nadie, mas que una simple rata andando hacia mi.

—Me asustaste pequeña traviesa.–Le dije a la rata, que tenia un color muy extraño pero único, era color blanco.– Que linda eres, tienes un color de pelo lindo.– cuando creí que todo iba bien, la pequeña rata comenzó a retorcerse, no sabia porque, simplemente me empezó a asustar de nuevo.

La pequeña rata tomó forma de un chico. Esta transformación tan rara provocó que cayera al suelo y que poco a poco, involuntariamente, fuese retrocediendo. El chico se empezó a acercar hasta que quedo de rodillas frente a mi, por detrás de él, comenzaron a extenderse unas bellísimas alas negras, no comprendía nada.

—Anna, lo lamento, son órdenes de allá arriba, si te opones a tu deber, los arcángeles vendrán y te condenarán a pasar por toda la eternidad en el infierno. – ¿qué? ¿De cuál deber hablaba este chico?– ¿Te gustaría salvar vidas, no? Dios te ha oído y quiere que seas un ángel para salvar vidas inocentes, pero tus días de humana acabarán en cuanto chasquee los dedos.

—¿Un ángel? ¿Mi vida de mortal se acaba?– él asintió. Yo derramaba lágrimas, yo tenía proyectos, claro, para mi y para salvar vidas. No era justo.– Dios no me haría esto...

—Los arcángeles sí. Y yo soy uno. Oponte y tu nuevo lugar para vivir será el infierno.

—¿Qué debo hacer con los que intenten matar a los inocentes?– dije vencida y con mucho dolor.

—Llevarlos al infierno y encadenarlos ahí.– me levanté y él chasqueo los dedos.

—Adios mortalidad. – dije muy triste. Empecé a sentir un dolor insoportable en mi espalda, mi uniforme de enfermera empezó a desgarrarse y caer, en un segundo quedé desnuda y al otro ya tenía un pantalón y blusa negros. Al momento en qué ya no sentía dolor alguno, unas alas grandes y largas, de color negro, aparecieron.

—Bien, ya no dormiras.– dio media vuelta, pero no se iba aun.— Anna, no te enamores de un mortal, o yo te encadenare al infierno.– trague saliva.

—Ahora, supongo que debo vigilar a los malos, ¿no?.– él asintió, extendió sus alas y voló hacia el cielo obscuro.

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JUEVES, 17 DE DICIEMBRE. 2020.
NOTA: TENGO OTRA CUENTA, EN LA CUAL ESTARÁ LA HISTORIA COMPLETA. YA NO USARÉ ESTA CUENTA. PERDÍ LA CONTRASEÑA DEL CORREO Y POR LO TANTO YA NO PUEDO ACCEDER A WATTPAD DESDE CUALQUIER DISPOSITIVO.

EL NOMBRE DEL NUEVO PERFIL DE WATTPAD ESTÁ EN LA BIO DE ESTE PERFIL. DE VERDAD ESPERO QUE RECIBA EL APOYO NUEVAMENTE QUE RECIBIÓ EN ESTA CUENTA. GRACIAS.

EL DEBER DE ANNA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora